Washington. Los incendios forestales que desde el jueves arrasan California, se encuentran entre los más letales en Estados Unidos desde principios de los años 90. El balance de uno de estos incendios es incluso el más intenso en el estado desde 1933.
El incendio Camp Fire, al norte de California, dejó al menos 29 muertos, igualando el récord de 1933 del Griffith Park Fire, en el condado de Los Ángeles. Además, dos personas murieron en el sur del estado, con lo que el número total de muertos asciende a al menos 31.
Otros incendios han causado significativas pérdidas humanas en Estados Unidos en los últimos 27 años:
El incendio Carr que comenzó el 23 de julio, al oeste de la ciudad de Redding, en el extremo norte de California, mató a ocho personas, incluidos tres bomberos. El fuego tuvo una duración de seis semanas.
Según las autoridades, el siniestro fue causado por la "falla mecánica de un vehículo" que causó chispas en una zona que se convirtió en un verdadero polvorín debido a la sequía.
Más al sur, el incendio más grande que ha habido en California, el Mendocino Complex, quemó unas 190.000 hectáreas el 27 de julio y causó la muerte de dos personas.
Entre el 8 y el 16 de octubre del 2017, 42 personas murieron en 20 incendios que arrasaron el corazón del norte de California. Unas 10.000 edificaciones fueron reducidos a cenizas y 100.000 hectáreas arrasadas.
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El Tubbs Fire, que se extendió a lo largo de los condados de Napa y Sonoma, regiones vinícolas muy turísticas, fue uno de los incendios más mortíferos. Los fuegos avanzaron particularmente rápido, avivados por fuertes vientos.
Del 28 de noviembre al 2 de diciembre del 2016, un incendio estalló en el turístico Parque Nacional de Great Smoky Mountains, cerca de la frontera entre Tennessee y Carolina del Norte. Las llamas se propagaron rápidamente por los fuertes vientos y dejó 13 muertos.
El 30 de junio del 2013, 19 bomberos murieron en un gigantesco incendio en Arizona mientras cavaban una línea de cortafuegos a unos 120 km al noroeste de Yarnell Hill, para impedir la expansión de las llamas.
Se trató del peor balance de bomberos muertos en Estados Unidos desde los ataques del 11 de setiembre.
Intensos incendios devastaron el sur de California durante dos semanas entre fines de octubre y principios de noviembre del 2003, dejando un saldo de 22 muertos, la mayoría en San Diego y San Bernardino, y dos de ellos del lado mexicano de la frontera. Más de 300.000 hectáreas fueron destruidas por los 17 incendios y los costos superaron los $2.000 millones.
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En julio y agosto del 2000, 13 personas murieron en decenas de incendios en los estados de California, Idaho, Nevada, Montana, Wyoming y Florida. En total, 560.000 hectáreas fueron destruidas, con pérdidas por $1.000 millones.
Del 6 de julio al 9 de agosto de 1994, 20 bomberos fallecieron en el oeste del país en un incendio que arrasó un millón de hectáreas en California, Montana, Idaho, Oregon, Utah, Nevada y el estado de Washington.
El peor balance se registró el 6 de julio en Glenwood Springs, Colorado, donde las llamas atraparon a 14 bomberos.
Entre el 20 y el 22 de octubre de 1991, 25 personas murieron en un incendio que se desató en las colinas sobre la ciudad de Oakland, California, causando estragos en casi 3.000 edificaciones.