Milton se convirtió en la tercera tormenta de intensificación más rápida jamás registrada en el Atlántico, según el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos. Este acelerado recrudecimiento se atribuye, en gran medida, a la crisis climática actual.
En solo un día, Milton pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5, la clasificación más alta, con vientos de hasta 190 kilómetros por hora mientras avanzaba sobre el Golfo de México en dirección a la península de Florida.
El término “intensificación rápida” se refiere a un aumento de la velocidad del viento de al menos 56 km/h en 24 horas. Milton superó esta referencia, al aumentar sus vientos en 145 km/h en un lapso de 25 horas, según un informe de la organización Climate Central y que coincide con las referencias divulgadas por el Servicio Meteorológico Nacional.
Tal evolución lo convierte en uno de los huracanes más potentes en amenazar a Estados Unidos.
Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), solo los huracanes Wilma (2005) y Felix (2007) superan a Milton en términos de intensificación rápida. Con respecto a la velocidad del viento, el actual fenómeno es el más fuerte en el Golfo de México desde Rita, en 2005.
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¿Cómo alcanzó esa peligrosidad en tiempo récord?
La fuerza de los huracanes depende de diversos factores, pero uno crucial es la temperatura del océano y la atmósfera.
Las aguas más cálidas y el aire caliente proporcionan energía adicional a las tormentas en los sitios donde se forman, permitiéndoles girar más rápido y acumular mayor humedad, lo que incrementa la intensidad de las lluvias al tocar tierra.
Este año, las temperaturas del agua en el Golfo de México han alcanzado niveles récord, con el núcleo de Milton atravesando aguas hasta 2 °C o 3 °C por encima del promedio estacional.
Al igual que el huracán Helene de hace dos semanas, Milton está absorbiendo el exceso de calor, lo que lo convierte en una tormenta extremadamente peligrosa.
La comunidad científica ha señalado con creciente certeza que el calentamiento global, impulsado por la quema de combustibles fósiles, contribuye a la formación de tormentas más rápidas, poderosas y cargadas de humedad.
Un estudio publicado en la revista Nature, el año pasado, reveló que los huracanes en el Atlántico tienen ahora un 29% más de probabilidades de intensificarse rápidamente en comparación con el periodo de 1971 a 1990.
Otras investigaciones han demostrado que la variabilidad natural no explica por sí sola el aumento en la intensificación rápida, lo que subraya el papel del cambio climático.
A largo plazo, estas investigaciones expresan que el alcance de la crisis climática, incluidos huracanes más intensos, aumentará a medida que las temperaturas globales se sigan incrementando.
Lo anterior significa no solo más muerte y destrucción, sino que también augura modificaciones respecto a dónde se considera “seguro” vivir, ya que los impactos climáticos golpearían regiones supuestamente eximidas de ellos.
Para quienes viven en la costa oeste de Florida, el doble golpe primero de Helene y ahora de Milton será desastroso y requerirá meses o incluso años de reconstrucción, conforme la previsión divulgada por las autoridades locales.