Marrakech. La turística ciudad de Marrakech se despertó este sábado en estado de conmoción tras el violento sismo que sacudió Marruecos en la noche de este viernes y que dejó más de mil muertos e importantes daños materiales.
Las estrechas callejuelas del Mellah, histórico barrio judío de la medina, quedaron repletas de escombros, los edificios viejos se derrumbaron y los tejados de madera se rompieron.
“Es como si nos hubiera caído una bomba”, relató consternada a esta agencia Hafida Sahraouia.
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“Estábamos haciendo la cena cuando oímos una especie de explosión. Entré en pánico y salí rápidamente con mis hijos. Desgraciadamente nuestra casa se derrumbó”, relató la mujer de 50 años, que buscó refugio con su familia en una gran plaza de su barrio.
“No sabemos por dónde empezar. Lo hemos perdido todo”, se lamentó.
La casa de Mbarka El Ghabar, vecina de Sahraouia, también fue “destruida” por el sismo.
“Estábamos durmiendo cuando ocurrió el terremoto, una parte del techo cayó y nos quedamos bloqueados en el interior, pero mi marido y yo conseguimos escapar”, explicó y afirmó que “pasaron una noche de pesadilla”.
‘Morir sola’
Mbarka y Hafida no perdieron a ningún miembro de su familia, una suerte que desgraciadamente no pudo compartir Fatiha Aboualchouak, cuyo sobrino de cuatro años falleció.
La treintañera, que caminaba cojeando como en un trance, no tiene “fuerza para hablar”, admitió con voz débil.
Según los medios de comunicación marroquíes, se trata del sismo más potente sufrido por el reino.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó que el movimiento telúrico fue de magnitud de 6,8 y se produjo a una profundidad de 18,5 kilómetros, con epicentro 71 kilómetros al suroeste de Marrakech, un popular destino de turistas extranjeros.
En la ciudad ocre, donde se registró un balance provisional de 13 muertos, cientos de turistas y residentes de los barrios vecinos se refugiaron en la famosa plaza Yamaa el Fna.
Muchos durmieron en el suelo, a veces sin cobijas.
Otros no consiguieron pegar ojo, como Ghannou Najem, octogenaria que llegó desde Casablanca a Marrakech unas horas antes del temblor.
“Vine para visitar la ciudad con mi hija y mi nieta. Por la noche ellas salieron y yo me quedé en el hotel. Iba a dormir cuando escuché portazos y el ruido de las contraventanas. Salí aterrada, creí que iba a morir sola”, afirmó.
Una experiencia ‘traumática’
A unos metros, Rabab Raïss, envuelta en un edredón, describió el sismo como “la experiencia más traumática de mi vida”.
“Veía a la gente correr por todas partes, había mucho polvo por los derrumbes. Estaba aterrorizada”, afirmó la joven de 26 años, residente en Marrakech.
“Es una experiencia dolorosa, estoy de todo corazón con las familias de las víctimas”, añadió.
Además de Marrakech, el violento temblor se sintió en Rabat, Casablanca, Agadir y Esauira, sembrando el pánico entre la población.
Muchas personas salieron a las calles de esas ciudades, temiendo el derrumbe de sus viviendas, según imágenes publicadas en redes sociales.
En 2004, al menos 628 personas murieron y 926 resultaron heridas cuando un terremoto de magnitud 6,3 golpeó Alhucemas, al noreste del país.
Y en 1960, otro sismo destruyó Agadir, en la costa oeste del país, dejando más de 12.000 muertos, un tercio de la población de la ciudad.