Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, seguía el viernes en el foco de la atención por el Sharpie-gate: cinco días después de decir que el huracán Dorian amenazaba al estado de Alabama, sigue tratando de persuadir al mundo de que tenía razón.
El mandatario insistió sobre el tema a sus más de 60 millones de seguidores en Twitter. Blandió en la Oficina Oval un mapa meteorológico misteriosamente alterado con datos erróneos, aparentemente con un rotulador Sharpie negro. Y hasta involucró a un contralmirante.
Y el viernes, cuando los supervivientes de Dorian en las Bahamas y otros lugares donde el huracán golpeó realmente estaban tratando de reconstruir sus vidas, volvió a tuitear sobre Alabama, en una nueva arremetida contra las “noticias falsas”.
Los medios de comunicación "se volvieron locos, esperando contra toda esperanza que cometiera un error (lo cual no hice)", escribió Trump. "Todavía sin disculparse".
La disputa podría parecer insignificante cuando uno de los huracanes atlánticos más poderosos avanza por el borde de la costa este de Estados Unidos después de devastar las Bahamas.
Pero en términos de la atención que le ha prestado Trump al llamado Sharpie-gate no es un tema secundario.
Esta extraña historia comenzó cuando Trump tuiteó el domingo que Alabama se encontraba entre los estados que podrían verse afectados por Dorian, diciendo que "probablemente sería golpeado (mucho) más fuerte de lo previsto".
Sin embargo, los pronosticadores ya habían dejado a Alabama fuera del área que corría riesgo.
Minutos después del tuit alarmante de Trump, el Servicio Meteorológico Nacional tuiteó: "Alabama NO verá ningún impacto de #Dorian. Repetimos, no se sentirán impactos del huracán #Dorian en Alabama. El sistema permanecerá demasiado al este".
Los opositores de Trump se abalanzaron sobre el error. Y Trump, como suele hacer, replicó.
No tuerce el brazo
Una y otra vez esta semana siguió hablando de Alabama, incluso cuando ningún otro funcionario lo hizo, y se enfureció con los medios de comunicación por señalar que ese estado sureño todavía no había sido golpeado y, de hecho, que nunca había estado en peligro real.
El miércoles, las idas y venidas sobre el tema dieron un giro aún más curioso.
En la Oficina Oval, Trump mostró un mapa meteorológico que mostraba un pronóstico anterior de la trayectoria de Dorian, completamente desactualizado, que predecía que la tormenta pasaría por Florida en lugar de subir por la costa.
Al final había una gran protuberancia, aparentemente dibujada en un Sharpie, que llevaba la tormenta hasta el interior de Alabama.
Trump, que enfrentaba cada vez más burlas de los comediantes de televisión y de sus opositores demócratas, volvió a insistir.
El jueves por la noche, la Casa Blanca envió la copia de una carta del contralmirante Peter Brown, el asesor antiterrorista de Trump, diciendo que había sido él quien había informado el domingo al presidente sobre Alabama como un posible objetivo de Dorian.
En su última salva de tuits el viernes, Trump acusó a los medios de comunicación de estar "obsesionados" con el tema.
“Estas tonterías nunca le han sucedido a otro presidente”, afirmó.