San Juan Sabinas, México. AP. "Dígannos y acabemos con esto. Por qué no nos dicen la verdad? Si fuera algo terrible, está bien, somos fuertes, podemos soportarlo". Así expresó María Trinidad Cantú la desesperación de los familiares de 65 mineros atrapados en una mina en el norte de México.
Un corte de luz, ayer por la mañana, apagó brevemente un sistema de ventilación que envía aire a los 65 hombres, en tanto los rescatistas, en el tercer día de labores, se colocaron máscaras y tanques de oxígeno en su lento avance por túneles llenos de gases tóxicos.
Después de buscar durante más de 50 horas en la mina Pasta de Conchos, no había señal de los trabajadores atrapados. Las autoridades dijeron que no sabían si estaban vivos o muertos y suplicaron paciencia a sus angustiados parientes.
"Les imploramos que comprendan este esfuerzo", dijo Rubén Escudero, administrador de la mina donde se produjo una explosión de gas el domingo por la madrugada.
Escudero dijo que los socorristas avanzaron 450 metros hacia el interior de la mina, hasta encontrar un muro de escombros. Después de derribarlo, avanzaron otros 100 metros hasta un nuevo muro.
Autoridades de la mina creen que dos trabajadores que operaban una correa transportadora podrían encontrarse apenas más allá del muro. Se cree que la mayoría de los mineros están atrapados entre los 2 y 5 km de la bocamina.
Los socorristas usan máscaras y tanques de oxígeno desde la noche del lunes porque la intensidad de los gases tóxicos aumentaba a medida que se alejaban de la boca, dijo Escudero. "Tenemos que tomar medidas máximas de seguridad", dijo en conferencia de prensa.
El pánico cundió entre los familiares cuando las ediciones del martes del diario local La Prensa de Monclova divulgaron la declaración de un sobreviviente, quien dijo que sus compañeros atrapados seguramente están muertos.
"¿Vio lo que dijo el diario?", preguntó Salvador Estrada, cuyo yerno está entre los atrapados, al director de protección civil, Arturo Vilchis. "El diario dice que todos murieron. Quién dio esa información? Por qué lo dicen?".
Vilchis dijo que los funcionarios no pueden especular acerca de la condición de los mineros.
Jesús de León, de 50 años, cuyo hijo de 30 años está entre las víctimas, dijo que la espera es insoportable. "Si los rescatistas avanzan un metro más, tenemos que saberlo", dijo De León.
Algunos familiares oraban en la boca de la mina, cerca del pueblo de San Juan de Sabinas, a unos 135 km de la frontera con Texas. Las mujeres lloraban sin disimulo y oscilaban con los brazos alzados, mientras algunos hombres se secaban las lágrimas.