Copenhague. AFP. Dinamarca intenta contener una nueva crisis con el mundo islámico tras la difusión de un video que se burla del profeta Mahoma y esta vez trata de hacerlo rápido, a diferencia de hace un año, cuando estalló un violento conflicto por la publicación de caricaturas de Mahoma.
El ministro de Relaciones Exteriores, Per Stig Moeller, en plena ofensiva diplomática, se esfuerza por hacer saber a sus homólogos musulmanes que Dinamarca mantiene las distancias respecto al video.
En la grabación, realizada por las juventudes del Partido Popular Danés (PPD), de la cual la televisión danesa mostró el viernes algunos extractos, el profeta aparece como un camello bebiendo cerveza o como un terrorista borracho que ataca Copenhague.
Furia. La primera condena, al día siguiente de la difusión de los extractos del video, vino de los Hermanos Musulmanes de Egipto, que llamaron a boicotear los productos daneses y a realizar manifestaciones.
Después, responsables musulmanes de Indonesia hicieron una advertencia a Dinamarca, lo que también hicieron Jordania, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), Egipto e incluso Irán.
El miércoles, un diputado islamista kuwaití exigió a su gobierno que rompiese relaciones diplomáticas con el reino escandinavo.
El primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, criticado por haberse escudado mucho tiempo detrás de la libertad de prensa durante la crisis de las caricaturas, reaccionó esta vez con presteza, condenando firmemente, en un comunicado, el comportamiento de los jóvenes del PPD.
Eso no evitó que manifestantes islámicos encolerizados lanzaran cocteles molotov contra el muro de la embajada de Dinamarca, en Teherán, el martes.
Según Per Stig Moeller, las prédicas de las mezquitas de los viernes, más que los esfuerzos diplomáticos, serán decisivas para desactivar o inflamar la nueva polémica entre las partes.
La crisis de las caricaturas entre enero y febrero de este año terminó con violentas manifestaciones que provocaron varios muertos, ataques a embajadas y amenazas de muerte contra los ciudadanos daneses.
Esta semana, Dinamarca prefirió advertir a sus residentes en el extranjero del riesgo de que se produzcan reacciones negativas por el video.
La ira provocada por las caricaturas llevó a un boicot a los productos daneses por parte de los países musulmanes que se extendió por cinco meses.
Eso le costó a los productores de Dinamarca más de $150 millones, según cálculos del Instituto Nacional de Estadística.