Berlín (DPA). El dolor y la congoja de los que vivieron la tragedia de la fiesta de música tecno Love Parade en Alemania se van transformando en rabia porque hoy se acumularon los indicios de que hubo negligencia por parte de la organización, originada en el afán de lucro.
Al mismo tiempo, el gobierno municipal de Duisburgo sigue sin aclarar cómo se produjo la tragedia en la que murieron 20 personas a causa de una estampida. Hasta ahora se manejaba la cifra de 19 muertos, aunque hoy la jefa de gobierno del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, donde se encuentra Duisburgo, Hannelore Kraft, dijo al canal ARD que las víctimas mortales ya son 20.
Esta última víctima fatal falleció esta noche en el hospital en el que había sido internada de gravedad. Según las informaciones oficiales, se trataba de una alemana de 21 años.
Por otra parte, según un informe del diario "Kölnische Rundschau", el alcalde de Duisburgo, Adolf Sauerland, habría aprobado la fiesta pocas horas antes de su inicio, a las nueve de la mañana, a pesar de los reparos de la policía y los bomberos. En ese entonces, ya había cantidad de personas camino a la fiesta.
Según la información, hasta el viernes se había estado discutiendo acerca de las medidas de seguridad necesarias en distintas partes. En esa oportunidad, los bomberos y la policía de Duisburgo habrían reiterado que la fiesta no podía realizarse en esas condiciones.
En cuanto a los organizadores, por primera vez desde la tragedia, el jefe de la Love Parade, Rainer Schaller, habló sobre la catástrofe.
En declaraciones a dpa, dijo que la policía dio la orden de abrir las compuertas que conducían al ingreso occidental del túnel. Previamente, se habían mantenido cerradas diez de las 16 compuertas hasta las 14:00 horas porque ya se temía una superpoblación del túnel. Tras abrirlas, el flujo de personas ingresó de forma descontrolada al túnel. Según dijo, no sabe por qué la policía dio esta indicación.
"Nadie sale ni siquiera a pedir perdón", "nadie tuvo la culpa", rezan dos carteles escritos con amargura, depositados hoy por manos anóninmas en el lugar en el se produjo la tragedia.
En tanto, los restos mortales de dos muchachas españolas, estudiantes en la Universidad de Münster que habían ido a festejar en la Love Parade el fin de sus estudios en Alemania, serán repatriados a su ciudad natal, Tarragona, el miércoles, anunció hoy Xavier Sabaté, delegado del gobierno regional catalán en Tarragona.
Las familias de ambas estudiantes exigieron respeto a los medios de comunicación y han pedido a la Embajada española en Berlín y al consulado en Düsseldorf que no facilite ningún tipo de datos.
"Están tristísimas y nos han pedido que no demos ninguna información", dijo a dpa el cónsul en Düsseldorf, Pedro Viturro de la Torre. "Las familias van antes que la prensa."
Un documento de la alcaldía de Duisburgo, difundido hoy por "Spiegel online", pone de manifiesto importantes carencias en los planes de seguridad. Así, las autoridades municipales liberaron a la empresa Berliner Lopavent, organizadora de la marcha tecno, de respetar el ancho obligatorio para los caminos de evacuación y de planificar la presencia del cuerpo de bomberos.
Por otro lado se consigna que los organizadores sólo presentaron planes contando con la participación de medio millón de asistentes, mientras que las autoridades restringieron el recinto central a sólo 250.000 personas, cuando todos sabían, por la experiencia de las ediciones anteriores, que el sábado se iba a superar el millón de participantes.
El presidente del sindicato alemán de policía, Rainer Wendt, consideró posible que la seguridad se haya visto perjudicada porque tanto las autoridades municipales como los organizadores decidieron reducir costos. "Lo sugieren varias cosas. Por ejemplo, que no haya habido cámaras de vigilancia en el lugar, que habrían permitido una reacción rápida", dijo Wendt a la cadena de televisión ARD.
También el mayor organizador de conciertos de Alemania, Marek Lieberberg, remitió la tragedia a la codicia de la ciudad de Duisburgo y a la inexperiencia de la organización. "No hubo tragedia; esto fue el resultado de una conjunción fatal de autoridades completamente superadas y organizadores incompetentes", señaló a dpa.
La fiscalía de Duisburgo continuó hoy con las investigaciones iniciadas el fin de semana, para lo cual tomó declaración a testigos.
La policía actualizó la cifra de heridos, que aumentó a 511 personas, una de ellas en estado grave. En total 43 personas siguen ingresadas.
En el centro de las críticas está la ciudad de Duisburgo, a cuyo frente está el alcalde Sauerland. En su única presentación ante la prensa, el domingo, Sauerland negó que el ayuntamiento que representa tuviera responsabilidad alguna en lo ocurrido.
En su opinión, la estampida "no se debió a que el concepto de seguridad no haya funcionado, sino posiblemente a fallas individuales", aunque no especificó a quién se refería. El alcalde de la ciudad de 500.000 habitantes solicitó luego "comprensión" por no hacer más declaraciones. "Por protección a mis colaboradores", justificó.
La empresa organizadora del festival deslinda por su parte su responsabilidad: "El concepto de seguridad que se acordó con la policía y con la ciudad no dejó lugar a ningún tipo de inquietud", dijo el empresario Schaller, dueño de la sociedad que desde 2006 organiza el festival.
Sin embargo, la policía negó haber participado en la elaboración del plan de seguridad: "La policía no tiene ninguna responsabilidad. La policía no tiene poder de veto sobre los planes de seguridad", señaló Wendt. "La ciudad y los organizadores son responsables", agregó.