“Esta será la era dorada de Estados Unidos”. Tal fue la promesa que el candidato republicano Donald John Trump lanzó, la madrugada de este miércoles, luego de autoproclamarse como vencedor en las elecciones presidenciales del pasado martes, a falta de conocerse el recuento completo de votos.
Rodeado por familiares, colaboradores y simpatizantes, Trump pronunció un discurso en su cuartel de concentración en Palm Beach, Florida, en el que aseguró haber logrado una “victoria política jamás vista” en la historia de su país al alcanzar por segunda vez la presidencia, ganar el voto popular y haber retomado el control del Senado.
“Ayudaremos a nuestro país a sanar”, aseguró el magnate neoyorquino, de 78 años, quien regresará en enero del 2025 a la Casa Blanca para un segundo periodo, luego de imponerse en los comicios de este martes ante la vicepresidenta Kamala Harris.
Trump salió a dar su discurso a eso de la 1:30 a. m. sin haber alcanzado oficialmente los 270 votos electorales requeridos para ganar las elecciones: sin embargo, las tendencias apuntaban claramente en favor del republicano. De hecho, a las 2 a. m., el exmandatario contabilizaba 267 votos electorales frente a 214 de Harris.
En ese momento estaba pendiente el resultado en siete estados: Nevada, Arizona, Minnesota, Michigan, Maine, Wisconsin y Alaska
Horas antes, el equipo de campaña de la vicepresidenta anunció que ella no se pronunciaría sobre las votaciones durante la noche del martes. La noticia cayó como un balde de agua fría para los simpatizantes que se habían reunido en la Universidad de Howard, en Washington, para seguir el recuento de los sufragios.
La suerte parece sonreír a los republicanos que además han arrebatado a los demócratas el control del Senado, cambiando el equilibrio de poder en una cámara esencial para aprobar reformas. Además, hay en juego la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y varios gobernadores.
Felicitaciones de líderes mundiales
Donald Trump recibió una oleada de felicitaciones tras su aparente regreso a la Casa Blanca, que ha sido calificado de “histórico” por varios líderes internacionales. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue uno de los primeros en expresar su apoyo, describiendo la victoria como un momento significativo para la política global.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenski, también tuvo palabras hacia Trump, subrayando su “impresionante victoria”. Esta comunicación resalta la importancia de la relación entre Ucrania y Estados Unidos, especialmente en el contexto de los desafíos actuales que enfrenta la nación europea.
El jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se unió a las felicitaciones y enfatizó la necesidad de mantener “fuerte” la Alianza, sugiriendo que el liderazgo de Trump podría influir en la dirección futura de la cooperación transatlántica.
En un tono más cauteloso, China expresó su deseo de mantener una “coexistencia pacífica” con Estados Unidos. Mao Ning, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, declaró que Beijing continuará gestionando las relaciones basándose en “principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación beneficiosa para todos”. Aunque no se pronunció específicamente sobre la reelección de Trump, Mao reiteró que “la elección presidencial de Estados Unidos es un asunto interno”, añadiendo que respetan la decisión del pueblo estadounidense.
Al abordar la posibilidad de que el presidente chino, Xi Jinping, se comunique con Trump para felicitarlo, Mao afirmó que, una vez que los resultados sean oficialmente anunciados, China manejará los asuntos relacionados de acuerdo con las prácticas habituales.
Carrera política
La carrera política de Trump comenzó oficialmente en 2015, cuando sorprendió al Partido Republicano y al país al anunciar su candidatura presidencial. Con un discurso irreverente y su conocido lema Let’s Make America Great Again, Trump se ganó el apoyo de una base conservadora y antiestablishment que lo llevó a vencer a la demócrata Hillary Clinton, en 2016.
El primer periodo de Trump estuvo marcado por políticas controversiales y su rechazo a las estructuras tradicionales de Washington. Su administración adoptó una postura dura hacia la migración y fortaleció la deportación de indocumentados, una estrategia que ha retomado en esta segunda campaña.
Además, impulsó la retirada de Estados Unidos de varios acuerdos y organismos internacionales, como el Acuerdo de París sobre el clima y la Organización Mundial de la Salud.
Nacido en Queens, Nueva York, el 14 de junio de 1946, Trump es el cuarto de cinco hijos. Su madre, de origen escocés, y su padre, promotor inmobiliario, fueron grandes influencias en su vida.
Se graduó en Economía en la Universidad de Pensilvania y comenzó su carrera en bienes raíces en los años setenta, expandiendo su nombre a través de hoteles, casinos y una amplia gama de productos bajo la marca Trump.
El excéntrico empresario también hizo de la televisión una plataforma para consolidar su fama. Su reality show, The Apprentice, lo llevó a cada hogar estadounidense y lo convirtió en un personaje público, que luego canalizaría en su ascenso político. Su vida personal, con tres matrimonios y cinco hijos, ha sido motivo de titulares y polémicas constantes.
Durante la campaña actual, Trump prometió hacer la mayor deportación de migrantes en la historia de Estados Unidos y reducir la inflación. Su retorno a la presidencia trae consigo un país profundamente dividido y en alta tensión política, especialmente tras su negativa a aceptar los resultados de las elecciones de 2020, donde perdió ante Joe Biden. Esta derrota, que nunca reconoció, culminó en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, un evento que dejó cinco muertos y marcó un antes y un después en la política estadounidense.
Con su regreso al poder, Trump ha prometido “restaurar el orden” y mantener a sus simpatizantes movilizados, planteando un desafío para la administración entrante. A sus 78 años, el multimillonario enfrenta su segundo mandato con un enfoque renovado y listo para implementar sus políticas en uno de los momentos más polarizados de la historia reciente de Estados Unidos.