París. En el pasado, elegir un bando en la crisis ruso-ucraniana no habría dado lugar a dudas para las ricas monarquías del Golfo, protegidas durante mucho tiempo por Estados Unidos. Hoy, el reforzamiento de los vínculos con Rusia las obliga a encontrar un equilibrio.
Si Occidente es unánime en su condena a la invasión rusa de Ucrania, las monarquías árabes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) se han mantenido en su mayoría silenciosas. Su reticencia se explica en la importancia de cuestiones como la energía, las finanzas y la seguridad, según expertos.
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“No solo los lazos económicos se refuerzan; también los lazos de seguridad entre esos países y Moscú”, explica Anne Gadel, experta en temas de política exterior del Institut Montaigne de Francia.
El viernes, Emiratos Árabes Unidos se abstuvo junto a China e India en la votación en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre una resolución presentada por Estados Unidos y Albania exigiendo a Rusia que retire sus tropas de Ucrania.
Tras la votación, que fue objeto del veto ruso, la agencia emiratí WAM informó de un llamado telefónico entre los jefes de la diplomacia de Emiratos y Estados Unidos. De su lado, Rusia anunció una reunión el lunes en Moscú entre los ministros de Relaciones Exteriores ruso y emiratí.
Dentro del CCG, Kuwait y Qatar se abstuvieron de criticar a Rusia desde la invasión que comenzó el jueves y solo denunciaron la violencia. Arabia Saudita, principal país del CCG, Omán y Baréin han guardado silencio hasta ahora.
"Encontrar un equilibrio será especialmente difícil para los Emiratos (...) ya que actualmente tienen un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU", subraya Gadel.
Aliado ideológico
Estados Unidos, que tiene bases militares en Arabia Saudita, Emiratos, Qatar y Baréin, se ha presentado durante décadas como defensor de los países del CCG ante posibles amenazas. Ambas partes tienen un enemigo común: Irán.
Pero Riad y Abu Dabi tuvieron relaciones más problemáticas con Washington estos últimos años a raíz de los derechos humanos, los acuerdos de armamentos y el conflicto en Yemen.
Los servicios de inteligencia estadounidenses acusaron a Riad del asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en 2018. En diciembre de 2021, Abu Dabi amenazó a Estados Unidos con anular un megacontrato para la comprar de aviones de combate F-35.
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Además, la administración de Joe Biden limitó un poco sus intervenciones militares en la región. También retiró a los rebeldes yemeníes de su lista de “organizaciones terroristas”, lo que provocó la ira de Arabia Saudita, que los combate en Yemen.
Los países del Golfo "entienden que necesitan diversificar sus alianzas para compensar la retirada perceptible de Estados Unidos de la región", según Anne Gadel.
"Rusia es considerada como un aliado ideológico, mientras que las demandas estadounidenses en materia de derechos humanos se vuelven problemáticas", dice Andreas Krieg, investigador especialista de Oriente Medio en King's College de Londres.
“Huevos en la canasta”
A pesar de la creciente cooperación con Rusia en materia de seguridad, la mayoría de los países del CCG “pondrían sus huevos (sobre ese tema) en la canasta estadounidense”, estima Krieg. Pero, “comenzaron a diversificar los vínculos en otras áreas con los competidores y los adversarios de los estadounidenses”, agrega.
Los intercambios comerciales entre Rusia y los países del CCG, sobre todo con Emiratos y Arabia Saudita, alcanzaron los $5.000 millones en 2021, según cifras oficiales.
En su papel de grandes actores de los mercados energéticos, la mayoría de los países del CCG mantienen relaciones de productores socios con Rusia. Riad y Moscú lideran la alianza OPEP+, que controla de manera estricta la producción para contener los precios. OPEP+ está formada por 23 miembros, los 13 países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y diez aliados.
“Los países miembros de la OPEP están en una situación diplomática difícil”, porque el mantenimiento del acuerdo OPEP+, que controla la producción, “se encuentra claramente en primer plano en sus consideraciones”, afirma Ellen Wald, investigadora en el grupo de reflexión Atlantic Council.
"Los países del Golfo tienen miedo de afectar esta relación y buscan mantener la participación rusa en la OPEP+ (...). Si Rusia abandona la alianza, el acuerdo probablemente se derrumbe", dice.
“Permanecer en silencio sobre la acción rusa en Ucrania es probablemente la mejor línea de conducta por el momento, pero esta posición pragmática puede volverse insostenible si (los países del Golfo) son presionados (para reaccionar) por los dirigentes occidentales”, agrega Ellen Wald.