Beirut. El ejército sirio lanzó el miércoles una contraofensiva para intentar frenar a los rebeldes liderados por islamistas radicales que llegaron a las puertas de Hama, en el centro del país, tras una avanzada relámpago desde el norte.
Los rebeldes tomaron decenas de localidades y gran parte de Alepo, la segunda ciudad de Siria. Según una ONG, los insurgentes alcanzaron el martes “las puertas” de Hama, una ciudad estratégica para el ejército. Su control es esencial para impedir que los rebeldes lleguen a Damasco, situada 220 kilómetros al sur.
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Hama, la cuarta ciudad más grande de Siria, fue escenario de una masacre en 1982. El ejército, bajo el mando del padre del presidente Bashar al Asad, reprimió una insurrección de los Hermanos Musulmanes, dejando heridas que siguen abiertas y provocando el exilio de miles de sirios.
En 2011, Hama fue testigo de algunas de las manifestaciones prodemocracia más grandes. La respuesta represiva desató el conflicto que derivó en la guerra civil.
Ruidos ‘aterradores’
El miércoles hubo enfrentamientos violentos entre el ejército y los rebeldes en las zonas noreste y noroeste de Hama, informó la agencia oficial Sana. “Anoche los ruidos eran aterradores. Escuchamos claramente los bombardeos incesantes”, relató Wassim, un conductor de 36 años. Añadió que permanecería en su hogar porque no tenía adónde ir.
Las fuerzas del régimen, que ofrecieron poca resistencia en Alepo, lanzaron una contraofensiva en Hama después de la medianoche, con apoyo aéreo. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), lograron repeler a los combatientes de la coalición rebelde.
La ONG, con sede en Reino Unido, reportó importantes desplazamientos de población. Decenas de miles de civiles abandonaron las regiones al norte de Alepo e Idlib. En Surane, a 20 kilómetros al norte de Hama, se observaron columnas de humo negro. Imágenes de esta agencia mostraron a civiles huyendo en camiones y remolques, mientras los rebeldes patrullaban en camionetas.
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Contactos diplomáticos
Los combates han dejado 602 muertos en una semana, entre ellos 104 civiles, según el OSDH. Entre las bajas hay 299 combatientes del grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lidera la ofensiva rebelde, y 199 soldados y combatientes progubernamentales.
Rusia e Irán, aliados de Damasco, y Turquía, que respalda a los rebeldes, mantienen contactos para estabilizar la situación, según Moscú. Irán manifestó su disposición a estudiar un despliegue de tropas en Siria si el gobierno lo solicita.
El país, golpeado por una guerra civil que dejó medio millón de muertos, está dividido en varias zonas de influencia respaldadas por potencias extranjeras.
Hospitales colapsados
En Alepo, bajo control rebelde, un estudiante de medicina afirmó que el personal hospitalario estaba “en gran parte ausente y las salas funcionaban a la mitad de su capacidad”. Señaló que intentaban responder a las emergencias y cuidar los escasos suministros.
La ONU reportó numerosas víctimas civiles, incluidos mujeres y niños. También denunció la destrucción de hospitales, escuelas y mercados. Con apoyo militar de Rusia, Irán y Hezbolá, el régimen recuperó gran parte del país en 2015 y retomó Alepo en 2016, que los rebeldes habían controlado desde 2012.