MANAGUA (AFP) - El ex guerrillero Daniel Ortega, otrora enemigo de Estados Unidos, asumió el miércoles la presidencia de Nicaragua, ante 14 jefes de Estado y de gobierno, 61 delegaciones de todo el mundo y cerca de 300.000 nicaragüenses, que aclamaron al "presidente de los pobres".
El líder sandinista, que retornó al poder tras casi 17 años en la oposición, aseguró que establecerá un gobierno austero y de unidad nacional para luchar contra el hambre y los graves problemas económicos y sociales que afectan a Nicaragua, en su primer discurso tras asumir el poder, durante un multitudinario acto celebrado en la Plaza Juan Pablo II de Managua.
"Esta tarde histórica hemos regresado al gobierno después de 16 largos años" en la oposición con la disposición de luchar contra la pobreza y el hambre, anunció Ortega en el discurso en el que se quitó la banda presidencial que poco antes recibió de su antecesor, Enrique Bolaños por que "pertenece a los pobres".
Reducir la pobreza que afecta al 70% de los nicaragüenses es el reto más urgente para Ortega, que deberá cumplir con sus promesas de mejorar las condiciones de vida de una población que le dio una segunda oportunidad al ex guerrillero sandinista, después de que las urnas lo echaron en 1990, tras once años como presidente.
"Vinimos a respaldar a Daniel porque es él presidente de los pobres y tenemos la esperanza que nos va a ayudar a salir adelante", dijo a la AFP Brenda Pérez, una maestra de 32 años del norte del país.
Ortega, estuvo flanqueado en esta segunda parte de la ceremonia de investidura por los mandatarios de Venezuela, Hugo Chávez; Bolivia, Evo Morales; Taiwán, Chen Shu Bian; el próximo mandatario de Ecuador, Rafael Correa, y el representante del gobierno cubano, José Ramón Machado, así como la primera dama, Rosario Murillo.
El resto de los mandatarios abandonó Managua al término de la primera parte de la ceremonia, que empezó cerca de una hora y media más tarde de lo previsto por el retraso de Chávez, quien fue también investido en Caracas para un nuevo mandato.
Otra de las prioridades del gobierno de Ortega será "luchar contra la corrupción" y advirtió que los "cargos no son para volverse más ricos", por lo que reducirá "los megasalarios" y adoptará "medidas de austeridad".
Ortega también aseguró que no privatizará el servicio de agua potable, ni las empresas hidroeléctricas que están en poder del Estado, y que resolverá la grave crisis energética del país con el apoyo de Chávez, quien el jueves hará entrega en Managua de las primeras plantas eléctricas.
Chávez será un fuerte aliado en el segundo mandato de su amigo Ortega.
"Deme Nicaragua en qué servirla y tendrá en mi a un hijo, tendrá en Venezuela a una hermana, a una hija para servirla", dijo con emoción el presidente venezolano, parafraseando al prócer cubano José Martí.
Chávez suscribirá el jueves un vasto convenio de cooperación con Nicaragua que abarca el sector de energía, salud, infraestructura, créditos para la agricultura, cuyo monto superaría la asistencia que presta Venezuela a Argentina, Bolivia y Cuba.
Asimismo, el nuevo gobierno de Nicaragua firmará el jueves su adhesión al proyecto integracionista Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA), que auspician Venezuela, Cuba y Bolivia, confirmó Ortega.
Esta amistad de Ortega con el presidente venezolano y su pasado guerrillero antiimperialista aliado al bloque socialista ha reavivado los rescoldos de la Guerra Fría en la región.
Pese a su cambio de imagen y discurso político, en el que preconiza "paz, trabajo y reconciliación", Ortega sigue suscitando resquemores en Washington, que intentó impedir su victoria en las urnas en noviembre.
Estados Unidos instigó la guerra en los años 80 para derrocarlo en su primer periodo en el poder (1979-90), al que llegó mediante la revolución sandinista que puso fin a 45 años de dictadura de la dinastía de los Somoza.
Desde su elección en noviembre, Ortega intentó tranquilizar a los estadounidenses, a inversores y empresarios, así como al 62% del pueblo nicaragüense que no lo votó por miedo a una vuelta al pasado belicoso, y a los organismos financieros internacionales, con los que cuenta para dar un giro social a años de política económica neoliberal.
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