El tema de una posible candidatura presidencial le cambia las facciones al presidente del Congreso guatemalteco, Efraín Ríos Montt, y evade el tema cuando la prensa le pregunta.
Ni lo afirma ni lo niega, pero la realidad lo confirma: el general está en campaña con miras a las elecciones presidenciales de noviembre del 2003, para un período de cinco años.
Camisetas, calcomanías, gorras, bolsas de agua y manuales doctrinarios son algunos de los artículos que desde ahora circulan por las calles con el nombre del partido de Ríos Montt, Frente Republicano Guatemalteco (FRG, en el poder), y con la cara y el nombre del exdictador.
¿Puede aspirar?
Diferentes expertos en derecho aseguran que Ríos Montt no puede aspirar a la primera magistratura, ya que el artículo 186 de la Constitución Política se lo prohíbe.
Este apartado indica que si algún ciudadano ha participado en un golpe de Estado no puede optar por la presidencia.
El hoy presidente del Congreso ocupó el poder en 1982 por un golpe militar, cuando un grupo de oficiales derrocó al entonces presidente, Romeo Lucas García.
Asumió la presidencia de la Junta Militar y luego se proclamó dictador al justificar que debía combatir a “los cuatro jinetes del moderno Apocalipsis: el hambre, la miseria, la ignorancia y la subversión”. Pero los cuatro lo vencieron a él.
La guerrilla se disolvió hasta 1996 con la firma de los acuerdos de paz, y la pobreza afecta actualmente al 80 por ciento de los guatemaltecos.
Para atacar a la insurgencia, este pastor evangélico instauró la política de “tierra arrasada”, en nombre de la cual se le atribuye haber quemado pueblos indígenas completos durante su corto mandato de facto.
Gobernó hasta 1983 cuando fue derrocado por otro militar, y dos años más tarde se aprobó la Constitución Política vigente, con el artículo 186.
Además, dos fallos del Tribunal Supremo Electoral, la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Constitucionalidad negaron la posibilidad de que Ríos Montt llegara a la presidencia en 1990 y 1995, lo cual sienta un precedente a respetar en esta ocasión. Así lo indicaron la exmagistrada Conchita Mazariegos y el presidente del Centro para la Defensa de la Constitución, Roberto Villeda.
A toda marcha
Sin embargo, sus partidarios sostienen una tesis contraria. Dicen que su situación está a derecho porque las leyes no pueden ser retroactivas. Alegan que la Constitución se aprobó en 1985 y Ríos Montt había ejercido el poder dos años antes.
Con la esperanza de que esa teoría tenga éxito, los dirigentes del FRG se han encargado de elaborar y distribuir el material propagandístico desde hace semanas.
“Tenemos una deducción sencilla: las organizaciones políticas tienen un nombre y un símbolo; antes de las elecciones y después trabajamos organizando a nuestra gente”, explicó el secretario del FRG, Haroldo Quej.
Es por eso, dijo, que el partido trabaja además en la conformación de pequeñas secretarías de trabajo en asuntos como obrero, campesino, magisterial, deportivo, femenino y cultural, con el único fin de atraer más simpatizantes.
El principal “gancho” para lograr este objetivo y, de paso, llevar a Ríos Montt a la presidencia por un período de cuatro años es, precisamente, “vender” su imagen.
El manual doctrinario destaca en sus páginas la semblanza de Ríos Montt como la de un líder nacional, estadista, visionario y al servicio del país. Inclusive, dedica un espacio a la democracia, economía y derechos humanos.
Sin embargo, todo el mercadeo que el partido hace en torno a la figura de Ríos Montt se ha visto opacado por la “pobre” gestión del también eferregista Alfonso Portillo, según varios sondeos.
Uno de ellos, efectuado a mediados de octubre, reveló que un 71,4 por ciento asegura que el jefe de Gobierno no dice la verdad en sus discursos y un 67,7 por ciento dice que “les cae mae” oír al dignatario. Solo un 17,8 por ciento cree en Portillo. nota aparte.
Los miembros del FRG minimizan el impacto que esta situación pueda ocasionarle a Ríos Montt, y más bien acusan a la oposición, los empresarios y la prensa por la “campaña de desprestigio” en su contra.