El presidente Ernesto Pérez Balladares, El Toro, quien busca el respaldo popular para una reforma que le permita postularse a la reelección en 1999, dijo que su continuación en el cargo es vital para la economía.
Pero los opositores a su reelección advierten que la situación económica no es tan halagüeña y que la pobreza sigue campante.
La reforma, que establecería la reelección inmediata, será sometida a referendo el 30 de agosto, ocho meses antes de las elecciones generales de mayo.
Pérez Balladares y la maquinaria propagandística de su Partido Revolucionario Democrático (PRD) llevan a cabo una costosa campaña en pro de la reforma, mientras que la oposición llama a rechazar el continuismo.
Las encuestas otorgan una ventaja de 6 a 8 por ciento a los opositores, pero el oficialismo asegura que las preferencias están actualmente balanceadas.
Nada fácil
La cuestión no pinta fácil para Pérez Balladares, cuyo gobierno ha sido muy cuestionado por sus reformas de libre mercado, especialmente por los sindicatos.
El gobernante afronta a su vez en su propio partido la oposición de un dirigente, Alfredo Oranges, quien rechaza la reelección y se dispone a disputarle por segunda vez la candidatura presidencial en unas primarias internas, si se aprueba la reforma.
Pérez Balladares ha tratado de hacer a un lado la pugna con Oranges y dedicar sus energías a lograr el respaldo de los panameños y, cada vez que puede, hace hincapié en los frutos de sus reformas económicas.
El gobernante, economista graduado en Estados Unidos y colaborador del extinto general Omar Torrijos, destaca que sus reformas llevaron a un crecimiento económico de más de cuatro por ciento en 1997 y que este año podría alcanzar el cinco.
También hace notar que en los últimos 12 meses el desempleo se redujo de 13,1 a 12 por ciento, en una fuerza económicamente activa de más de un millón de trabajadores.
Pérez Balladares desea continuar en el cargo, entre otras cosas, para recibir de Estados Unidos la plena administración del canal interoceánico, el 31 de diciembre de 1999, según los tratados Torrijos-Carter.
Los opositores acusan al presidente de haber engañado a la gente con su anterior consigna de campaña de "el pueblo al poder", diciendo que la pobreza extrema agobia a más del 20 por ciento de los 2,5 millones de panameños y que el índice de desempleo es mucho mayor del que pregona el Gobierno. También denuncian casos de corrupción y abusos de poder.