En el 2003 fue nombrada jueza por nueve años en la Corte Penal Internacional, y formó parte del jurado que dictó el miércoles la primera sentencia de este tribunal, que encontró culpable al congolés Thomas Lubanga de reclutar a niños como soldados. A semanas de partir (su periodo venció el 10 de marzo, pero el jurado debe aún anunciar la pena contra Lubanga), la abogada costarricense repasa su experiencia en la Corte.
Obviamente que las expectativas eran mayores, pero no crea que porque solo haya una sentencia en diez años, no ha habido una actividad muy grande de parte de la fiscalía y los jueces. Ha habido muchas investigaciones y varias decisiones en las salas de asuntos preliminares. Por ejemplo, estuve por varios meses en la sala de asuntos preliminares a cargo de conocer acusaciones que el fiscal quiere traer contra el expresidente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo y otros acusados.
Hay un caso muy avanzado y que podríamos ver resuelto antes que termine este año. Es otro del Congo: los procedimientos están muy avanzados y es muy probable que haya sentencia antes de fin de año.
En cualquiera de los casos que se conocen en una corte penal internacional hay que estar preparado como juez para escuchar testimonios desgarradores, de una perversidad inverosímil.
”A uno lo afecta mucho, eso es indudable. Mi experiencia en el tribunal de Yugoslavia me había preparado de alguna manera; pero siempre escuchar a viva voz de parte de las víctimas lo que les ocurrió, como la niña y los niños que vinieron a declarar, es muy duro, porque uno sabe que no solo le han destruido la vida a una criatura, sino a su familia y su comunidad. Es todo el tejido social el que resulta terriblemente dañado por esta violencia irracional e insana en que viven en muchísimos países del mundo.
”Esa irracionalidad, esa brutalidad, esa perversidad no se pueden entender nunca y no se pueden asimilar. Pero dentro de eso hay que entender que la función de la justicia es juzgar a quien resulte acusado de cometer esos crímenes con imparcialidad, objetividad e independencia, y resolver con base en las pruebas de que se disponga”.
El tener ya una sentencia permitirá que los jueces tengan jurisprudencia de cómo llevar a cabo procedimientos y de cómo evaluar pruebas. Es un juicio pionero en muchos aspectos y eso sin duda contribuirá en el trabajo de la Corte.
La CPI depende en gran medida de la cooperación internacional. Le voy a dar un ejemplo. Hay una campaña que ha llevado desde hace días una ONG llamada “Niños invisibles” , que pide la detención de un señor de la guerra de Uganda, llamado Joseph Kony, quien está acusado de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Este señor fue el primer acusado contra el que se giró una orden de detención internacional y aún nadie lo ha detenido..., y ha habido oportunidad de hacerlo pues anduvo suelto por Uganda mucho tiempo.
”No es tanto que los jueces no trabajen lo que tienen que trabajar, sino que falta ese eslabón tan importante que es la voluntad política para detener a los que se acusa en las cortes internacionales. Además, los fiscales tienen muchas dificultades para obtener pruebas en los lugares donde se cometen los crímenes. Cuesta mucho que los Gobiernos cooperen y ofrezcan las facilidades necesarias”.
Pues afecta mucho porque son actores de la comunidad internacional de primera línea. Son muy, muy importantes. Yo diría que en el momento en que Estados Unidos o la propia China acepten formar parte del Estatuto de Roma, habría un antes y un después.
No, no es válida en absoluto. El Estatuto de Roma claramente establece que la Corte es de segundo nivel. El Estatuto es muy claro cuando dice que, solo cuando el estado no quiera o no pueda juzgar a sus nacionales en casos contemplados por la CPI, entonces estos asuntos serán de conocimiento de la Corte. Los Estados son los primeros responsables de investigar los delitos, y solo si ellos no quieren o no pueden, se elevan a la Corte.
Esas son decisiones políticas sobre las que uno no puede influir ni emitir opinión. Nosotros como jueces no podemos opinar sobre asuntos políticos. Es cierto que ha habido gestos positivos del Gobierno de Obama y eso lo hemos sentido. Ya ir más allá les corresponde a ellos.
En el caso de Gaza y Afganistán, no se ha dado porque no son Estados miembros. Cuando un Estado no es miembro del Estatuto de Roma, la Corte no puede intervenir, salvo que lo mande el Consejo de Seguridad, como pasó con Sudán y Libia . Ambos casos están siendo motivo de investigación judicial.
“Además, los primeros países que empezaron a enviar los casos por sí mismos fueron los africanos. Esta Corte empezó a trabajar en Uganda, en el Congo y en la República Centroafricana, porque los Gobiernos de esos países nos remitieron los casos. Sí le digo que en el caso de Colombia, el fiscal ha dicho públicamente que está realizando investigaciones sobre la violencia de los paramilitares”.
Es muy difícil para mí hacer análisis sobre la situación política en Siria. Si hay voluntad política internacional en el Consejo de Seguridad, como lo hubo en los casos de Libia y Sudán, sí podría suceder.
La situación mundial no es la que uno quisiera ver. Uno quisiera vivir en un mundo de paz. Pero organizaciones como la ONU y como esta Corte trabajan para que haya esperanza, porque si no fuera por el trabajo de este tipo de organizaciones, no habría ninguna: volveríamos a la época pura y dura de la ley de la selva. Yo creo que se contribuyen mucho a que no estemos peor que como estábamos.
”Desde luego que algunos han aprendido y otros no..., pero los que no aprenden, los que siguen cometiendo barbaridades, tienen que saber que tarde o temprano los va a atrapar la justicia”.
Por lo menos los que creemos en la justicia luchamos por que así sea..., pero es una lucha difícil.