San Francisco. El multimillonario Elon Musk arriesgó al respaldar la candidatura del republicano Donald Trump a la Casa Blanca, pero su apuesta dio frutos. El presidente electo de Estados Unidos le otorgó un rol destacado para reformar el gobierno federal.
Musk anunció antes de las elecciones que su idea de un “Departamento de Eficiencia Gubernamental” recortaría dos billones de dólares del presupuesto federal. Esta promesa refleja las altísimas ambiciones empresariales que lo convirtieron en el hombre más rico del mundo.
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No se revelaron detalles concretos sobre el plan, y persisten dudas sobre cómo Musk dirigirá la agencia. Además, se desconoce cómo logrará cumplir con este rol mientras administra la compañía aeroespacial SpaceX, el fabricante de automóviles eléctricos Tesla y otras empresas de su propiedad, incluida la red social X.
Dado que las compañías de Musk interactúan de distintas maneras con los gobiernos de Estados Unidos y del extranjero, su nuevo puesto genera inquietudes sobre potenciales conflictos de interés.
Al anunciar su decisión, Trump señaló que Musk, junto al magnate republicano Vivek Ramaswamy, codirigiría la iniciativa para brindar “asesoría y orientación desde fuera del gobierno”.
Apoyo influyente
Apoyar a un candidato republicano y ayudarlo a alcanzar el triunfo marcó un giro decisivo para Musk en su acercamiento a la vida política.
Este empresario corporativo de 53 años saltó a la fama como el rostro de la naciente industria de vehículos eléctricos y advirtió con frecuencia sobre las amenazas del cambio climático.
Cuando Trump retiró a Estados Unidos de los Acuerdos Climáticos de París en 2017, Musk renunció a dos consejos de asesores presidenciales como señal de protesta. Años después, se transformó en el principal aliado célebre de Trump, abocándose a que el republicano regrese con su agenda “Make America Great Again” a la Casa Blanca.
Musk habría gastado más de $100 millones para ayudar a la reelección de Trump, un monto significativo pero menor en comparación con su fortuna personal, estimada en $300.000 millones.
También utilizó su influencia en la red social X, donde cuenta con más de 200 millones de seguidores, para impulsar mensajes a favor de Trump y su agenda. Es en esa misma plataforma masiva, que adquirió en 2002 y a la que renombró de “Twitter” a “X”, donde Musk comparte sus ambiciones extraplanetarias y sus ideas tecnolibertarias.
Sin embargo, queda por ver cómo se desarrollará en el largo plazo la relación entre dos figuras notoriamente egocéntricas como Musk y Trump.
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Ascenso imparable
Musk nació en Pretoria, Sudáfrica, el 28 de junio de 1971, fruto del matrimonio de un ingeniero y una modelo nacida en Canadá. Abandonó la nación africana al final de su adolescencia para estudiar en la Queen’s University, en la provincia canadiense de Ontario.
Después de dos años, se trasladó a la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, donde obtuvo licenciaturas en física y negocios. Tras graduarse de la escuela de la Ivy League, Musk abandonó sus planes de estudiar en la universidad californiana de Stanford.
Dejó sus estudios y fundó Zip2, una empresa que fabricaba software de publicación en línea para la industria de medios de comunicación.
Durante la campaña de 2024, en la cual la inmigración ilegal volvió a ser el tema clave de Trump, resurgieron informes que sugieren que Musk probablemente infringió las normas de su visa cuando abandonó Stanford.
Musk, quien estuvo casado y se divorció tres veces, amasó su primera fortuna antes de cumplir 30 años, cuando vendió Zip2 al fabricante estadounidense de computadores Compaq en 1999 por más de $300 millones.
La siguiente empresa de Musk, X.com, terminó fusionándose en 2002 con PayPal, la firma de pagos en línea comprada posteriormente por eBay, el gigante de subastas virtuales, por $1.500 millones.
Sus aventuras fueron luego más ambiciosas: en 2002 fundó SpaceX, donde se desempeña como director ejecutivo y director de tecnología, y en 2004 se convirtió en presidente de Tesla.
Después de algunos accidentes y traspiés iniciales, SpaceX perfeccionó su tecnología en los motores de refuerzo de sus cohetes, volviéndolos reutilizables, un gran avance en este campo y mejorando sus misiones con despegues y aterrizajes exitosos.
Musk sostiene que quiere convertir a los humanos en una “especie interplanetaria” mediante el establecimiento de una colonia de personas que vivan en Marte.
Por ello, está desarrollando progresivamente un prototipo de cohete, el Starship, que es hoy el más grande del mundo, con el cual prevé transportar tripulación y carga a la Luna, Marte y más allá. Incluso, ya prestó servicios a la agencia espacial estadounidense NASA.