Seúl. EFE. Seúl y Washington prometieron ayer reforzar la capacidad de sus misiles para contrarrestar la “grave amenaza” de Corea del Norte, lo que hace temer una escalada armamentista tras la prueba nuclear realizada el martes por Pionyang.
“Hemos desarrollado misiles de crucero con los más altos niveles de precisión y poder destructivo para atacar cualquier objetivo en Corea del Norte en caso necesario”, declaró ayer el portavoz del Ministerio de Defensa de Seúl, Kim Min-seok.
Por su parte, Barack Obama indicó en su discurso anual sobre el estado de la Unión que “fortalecerá la defensa de misiles” estadounidense y “liderará al mundo en la toma de medidas firmes” en respuesta a las “amenazas” de Corea del Norte.
El posible refuerzo militar de Corea del Sur y EE. UU. estaría orientado a evitar futuras “provocaciones ” del régimen norcoreano, que aludió a la posibilidad de nuevas “medidas de mayor intensidad” si Washington persiste en lo que llama “políticas hostiles”.
Pistas del ensayo. Barcos y aviones surcoreanos, así como cazas japoneses, partieron ayer hacia áreas cercanas a Corea del Norte para recoger muestras de aire que permitan determinar datos relevantes sobre la detonación del dispositivo nuclear.
Una de las incógnitas que Washington, Seúl y Tokio pretenden despejar es si el régimen de Kim Jong-un empleó plutonio en su tercera prueba nuclear, como en las realizadas en 2006 y 2009, o si en su lugar utilizó uranio.
Especialistas surcoreanos en la materia aseguraban ayer que, en caso de caer sobre una ciudad como Seúl, la bomba podría arrasar completamente varios kilómetros cuadrados y acabar con cientos de miles de vidas.
En todo caso, Corea del Sur y Estados Unidos creen que, de momento, Corea del Norte carece de tecnología para instalar sus cabezas nucleares en misiles balísticos y es consciente de que sus posibilidades de ganar una guerra frontal contra sus enemigos son prácticamente nulas.