Edad: 59 años
Estado civil: casado
Nacionalidad: nicaragüense
Don Humberto, ¿cuál es el mayor reto de Daniel Ortega en los cinco años que será presidente?
Será cómo lograr impactar en el orden social sin romper los elementos macroeconómicos logrados hasta ahora.
¿Por qué ganó Daniel Ortega?
Porque el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) surgió de un origen guerrillero contra la dictadura, con una mística que fue creando militancia y una gran disciplina, más allá de coyunturas electorales. Eso explica cómo en 16 años Daniel mantuvo reunidas a sus bases, a pesar de las divisiones, incluso entre personajes de la alta dirigencia sandinista. Además, los tres gobiernos liberales, aunque ordenaron al país e hicieron de Nicaragua sujeto de crédito internacional, tuvieron muy pocos avances en lo social, en parte producto de las grandes exigencias radicales del FMI. Y como tercer elemento, el liberalismo se dividió en dos grandes pedazos y eso le dio la posibilidad al Frente de la victoria.
¿Qué transformación experimentó el FSLN en los 20 años?
Aunque todavía se carga del pasado una gran polarización, en estas elecciones fue bastante diferente a la carga pasional del pasado. Esta vez, el gran error de los dos partidos liberales fue tratar de revivir un pasado muy lejano e imposible de que se repita.
¿Es creíble ese discurso de reconciliación en Ortega?
Es cierto que el problema del FSLN y de Daniel Ortega en particular es que la credibilidad, producto de estos 16 años, ha sido muy ambigua. Ahora está más obligado que otros a ser consecuente con lo que dijo en campaña y parece que ya lo está haciendo, porque ya pasaron las elecciones y ha mantenido ese espíritu de negociación.
¿Seguirá así de abierto, incluso con Estados Unidos?
Estados Unidos siempre ha sido receloso con el FSLN y en particular con Daniel Ortega, pero he señalado que en Nicaragua no hay cabida para el eje que se habla de Venezuela, Cuba y Bolivia; el único eje que podemos apoyar es el eje centroamericano contra la pobreza. Se lo he dicho a Daniel e incluso a Raúl Castro (segundo en Cuba).
Entonces, ¿cómo se puede esperar este gobierno de Ortega?
El FSLN, a pesar de ser su dirigencia un tanto fuerte, radical y ortodoxa, en la práctica es muy pragmático. En este momento no hay más salida que un gobierno de unidad nacional. No hay cabida para radicalismos ni lineamientos internacionales. Daniel tendrá que hacer un gobierno con vocación social, sin caer en el error que cometimos en el pasado, cuando caímos en el populismo. Daniel Ortega ahora tiene que hacer un gobierno de centro-izquierda.
¿Cómo no habrá radicalismo si ha llegado al poder un partido cuyo himno vigente habla de “yanqui enemigo de la humanidad”?
Ese himno ya no lo usan. En la campaña usaron un himno que habla de amor y paz, de Los Beatles . Toda democracia tiene sus raíces y a veces son radicales. Pero eso no significa que se mantenga.
¿No obedece ese discurso reconciliatorio solo a la oportunidad? ¿O es convicción?
Tanto la derecha como la izquierda van caminando en Nicaragua hacia una mayor convivencia. El antiimperialismo del pasado también era porque había un Estados Unidos muy imperial. La época de Rónald Reagan fue muy diferente. A medida que fueron cambiando esas actitudes de EE. UU., también cambiaron las reacciones aquí (en Centroamérica).
¿Ha cambiado entonces la ideología del FSLN?
Sí, porque antes creíamos que el mejor mecanismo era la economía planificada de Estado, pero ahora ningún sandinista defiende esa tesis; ahora todos estamos claros que el mercado debe ser la fuente para crear riqueza y el Estado un regulador activo, que se preocupe para que la privatización no sea tan salvaje; que busque el balance.
¿Ve que queden aún focos para enfrentamientos con EE. UU.?
Hay buenas condiciones para una relación libre de conflictos. Bush atraviesa una crisis profunda de impopularidad y no le interesa abrirse un foco de conflicto innecesario, a dos años de las elecciones generales. Y Daniel Ortega está claro en que sería un crimen alinearse políticamente con alguien, sería perder una oportunidad histórica. Él sabe que no puede impulsar ese eje porque entonces sí sería darle pie a la propaganda ultraderechista, muy radical en Estados Unidos.
¿Nicaragua va a seguir abierto en términos comerciales?
Daniel Ortega es un hombre pragmático. Si no es por el apoyo que le dio el FSLN al TLC, no hay TLC en Nicaragua. Él legitimó el Tratado y luego de manera constructiva dijo que lo respeta, aunque tiene cosas injustas por resolver con leyes complementarias.
¿Cómo prevé la relación con Costa Rica? ¿Se puede esperar que se atenúen los conflictos?
Hay problemas, pero el hecho de que Daniel Ortega y Óscar Arias hayan trabajado juntos por la paz hace que tengan suficiente madurez para generar un clima de tranquilidad.
¿Los ticos son xenofóbicos?
Lo que hay es la actitud que históricamente ha habido ante los extranjeros en general y no solo con los nicaragüenses. Pero decir que hay una actitud generalizada contra los nicas sería exagerado. Hay problemas, y ustedes lo tienen que reconocer, pero no son generalizados. Tampoco se trata de que nos anden chineando.
¿Qué hace usted ahora?
Ahora soy politólogo. Soy historiador. Me dedico a escribir y soy un facilitador en lo político.
Y se dedica a sus negocios…
No, yo no. Mis hijos sí, ellos tienen las empresas. Estoy dedicado a producir ideologías en lo que llamo el “centrismo”.
¿Cómo se lleva con su hermano?
Mi relación en lo político es solo política. Ahí no lo veo como amigo ni como hermano. Tenemos relación respetuosa, pero no viciada ni amiguista. A veces pasamos meses sin vernos.