Madrid. España registró 838 muertes por coronavirus en las últimas 24 horas, otro récord que elevó los fallecidos por la pandemia a más de 6.500, en momentos en que el gobierno decretó un endurecimiento del confinamiento por la saturación en hospitales.
Segundo país con más fallecimientos por COVID-19 después de Italia, España superó la cifra de 832 muertes registrada la víspera, según el balance del Ministerio de Sanidad y totaliza 6.528 decesos.
Pero pese a estas altas cifras, la progresión de fallecimientos se ubicó este domingo en 14,7%, confirmando una pronunciada tendencia a la baja desde el miércoles, cuando el incremento de fallecidos había sido de 27% en un día.
“La evolución parece que se ha estabilizado, parece que incluso está empezado a descender”, señaló en rueda de prensa el director del centro de emergencias sanitarias, Fernando Simón.
Para tratar de “reducir la transmisión del virus y ganar tiempo para nuestro sistema sanitario” tensionado, el gobierno de Pedro Sánchez endureció este domingo el confinamiento impuesto desde el 14 de marzo a los 47 millones de españoles, anunció en rueda de prensa la portavoz del gobierno, María Jesús Montero.
A partir de este lunes y por dos semanas se detendrán todas las actividades no esenciales, que excluyen sectores indispensables como agricultura, transporte o la industria farmacéutica.
Del resto, todas las personas que seguían acudiendo a trabajar dejarán de hacerlo aunque seguirán recibiendo su sueldo, explicó en rueda de prensa la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
“La única misión es reducir la curva de contagios de la enfermedad y creemos que si estos 15 días nos quedamos en nuestras casas (con este permiso) conseguiremos cumplir con los objetivos que nos fija la comunidad científica”, que es reducir al mínimo la movilidad, expresó Díaz.
‘Abrazos’ entre sanitarios
En España, el número de infectados diagnosticados se elevó a 78.797, un aumento del 9%, una notable baja en términos porcentuales desde el miércoles (20%).
Al mismo tiempo, las personas que recibieron el alta continuaron su ascenso y llegaron a 14.709, en torno a un 20% del total de casos.
“Son indicadores alentadores”, resumió Simón, quien no obstante advirtió que preocupa la saturación de las unidades de cuidados intensivos, cuando varias regiones del país están “al límite de su capacidad y otras se van acercando rápidamente”.
En los hospitales los profesionales trabajan en condiciones extremas y con un personal diezmado por la enfermedad, con al menos unos 10.000 sanitarios contagiados.
“Si no es un colapso completo, estamos al borde”, afirmó a la AFP el enfermero Eduardo Fernández, que trabaja en la unidad de cuidados intensivos del madrileño Hospital Infanta Sofía.
“El material de protección para trabajadores sigue faltando. Nunca ha habido para todos, desde el primer momento, entonces tenemos que utilizar menos material del que es necesario”, dijo Fernández, actualmente en su casa contagiado por el virus.
En la actual situación, a la que “nadie esta acostumbrado”, los sanitarios aprovechan cuando portan el equipo de protección para darse “abrazos, para sentir un poco calor de los compañeros” ya que no pueden “abrazar a (sus) familias o dar besos a (sus) hijos”, expresó de su lado Santiago Usoz, enfermero de otro hospital capitalino 12 de Octubre.
Compras millonarias a China
La situación es particularmente acuciante en Madrid, con cerca de un tercio de los casos y la mitad de los fallecimientos.
La región habilitó dos morgues, una de ellas en la pista de patinaje de un centro comercial, y convirtió un enorme centro de convenciones en hospital de campaña, que podría llegar a albergar 5.500 camas.
Un desafío para el gobierno español sigue siendo adquirir el material de protección, cuando "todos los países estamos intentando al mismo tiempo hacer acopio", admitió la portavoz del gobierno, María Jesús Montero.
Madrid adquirió a China equipamiento por 628 millones de euros, que debe llegar escalonadamente en los próximos días, señaló Montero.
El ejecutivo trata también de dotarse de tests rápidos de diagnóstico, para ampliar el número de pruebas diarias actualmente muy por debajo de lo ideal, según ha reconocido el gobierno.