Beirut. EFE. La antigua ciudad de Palmira, una de las joyas arqueológicas de Oriente Medio, está bajo la amenaza del grupo terrorista Estado Islámico (EI), que mantiene enfrentamientos con el Ejército sirio a menos de 10 kilómetros del lugar.
Ubicada en un oasis, Palmira fue uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaba el desierto del centro de Siria.
Se trata de uno de los seis lugares sirios incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y también en la lista de Sitios en Peligro, debido a los actuales conflictos.
El edificio más grande de Palmira es el templo de Bel, levantado en honor a una deidad suprema y, cuyo techo, ya desaparecido, estaba originalmente recubierto de oro.
Otros sitios emblemáticos son su plaza principal o “ágora”, donde se comerciaba todo tipo de productos; sus baños públicos y su teatro romano.
Pero si hay algo distintivo en Palmira es su vía principal con su gran columnata. Este camino, que daba la bienvenida a los comerciantes, se extiende por 1,3 kilómetros con 750 columnas alineadas a ambos lados.
En el siglo I y II d.C. el arte y la arquitectura de Palmira alcanzaron su máximo esplendor.
Como explica la Unesco, la ciudad estaba en una encrucijada de civilizaciones, y en ella se mezclaron técnicas grecorromanas con tradiciones locales e influencias persas.
A mitad del siglo I, este oasis pasó a estar bajo control de los romanos dentro de la provincia romana de Siria y rápidamente comenzó a crecer gracias a su localización en la ruta comercial que unía al Imperio romano con Persia, la India y China.
Tras años de conflicto, el lugar sigue sufriendo saqueos de antigüedades y su futuro pende de un hilo.
Su pérdida podría suponer la desaparición de “un tesoro irreemplazable para Siria y para el resto del mundo ” , como lo ha descrito en varias ocasiones la directora general de la Unesco, Irina Bokova.