Bangkok
El ex primer ministro tailandés Abhisit Vejjajiva, ahora líder del principal partido de oposición, fue inculpado este jueves por la muerte de manifestantes durante la represión de protestas en Bangkok en 2010, anunció la fiscalía.
"Lo hemos inculpado", dijo un portavoz de la fiscalía por la sangrienta represión de las manifestaciones de los llamados "camisas rojas" contra el gobierno presidido entonces por Abhisit, que dejó más de 90 muertos y 1.900 heridos.
Abhisit "rechaza las acusaciones", declaró su abogado, Bandit Siripan, a su salida del tribunal.
Al líder del Partido Demócrata se le permitió abandonar el tribunal al haber obtenido la libertad bajo fianza a la espera de su juicio que se celebrará el 24 de marzo.
El anuncio de la acusación formal, prevista desde hace muchos meses, llegó cuando la violencia política sacude la capital tailandesa, con manifestantes apoyados por el partido de Abhisit que piden la dimisión de la primera ministra, Yingluck Shinawatra, y al mismo tiempo liberar al reino de la influencia de su hermano, el derrocado Thaksin.
El actual líder de las manifestaciones, Suthep Thaugsuban, también debe ser inculpado por esos incidentes, pero no se presentó este jueves ante el tribunal.
Abhisit y Suthep son acusados de haber autorizado a las fuerzas del orden a disparar balas reales contra los pro-Thaksin.
En 2010 unos 100.000 "camisas rojas", seguidores del ex primer ministro en el exilio Thaksin Shinawatra, ocuparon durante dos meses el centro de Bangkok para reclamar la dimisión de Abhisit. El ejército terminó por desalojarlos.
Desde hace un mes los manifestantes, una alianza heterogénea de clases altas de Bangkok vinculadas a la oposición y de grupos ultramonárquicos, piden en la calle el fin de lo que llaman "el sistema Thaksin".
La inculpación de Abhisit podría reavivar la cólera de los manifestantes. En Bangkok, miles de ellos permanecen movilizados, aunque sin alcanzar la cifra de 140.000 personas, el máximo logrado por la concentración.
Varios miles se concentraron ante la sede del gobierno, donde un policía resultó herido por un objeto metálico lanzado por los manifestantes, según la policía.
Los manifestantes lograron cortar el agua y la electricidad en la sede del gobierno, anunció la policía.
La primera ministra deslocalizó sus oficinas a otros lugares y este jueves se encontraba en su feudo familiar, en el norte de Tailandia.
La primera ministra se negó a ceder a la presión de los manifestantes que siguen pidiendo su dimisión a pesar del anuncio de elecciones anticipadas y reclamó el fin de la "revolución popular".
A pesar de su exilio, el ex primer ministro Thaksin, derrocado por un golpe de Estado en 2006, sigue siendo una pieza clave de la política del país. Tiene el apoyo incondicional de las masas rurales y urbanas pobres pero es odiado por las élites de la capital, que lo consideran una amenaza para la monarquía.
El principal partido opositor, el Partido Demócrata, cuyos 150 diputados renunciaron a sus cargos el domingo, todavía no reaccionó al anuncio de nuevas elecciones. Algunos analistas consideran que boicotearán los comicios.
El partido en el poder Puea Thai, que según los expertos podría ganar las elecciones, aseguró que Yingluck Shinawatra volverá a encabezar su lista electoral.
Los partidos favorables a Thaksin, varias veces disueltos por la justicia, ganaron todas las elecciones desde hace más de diez años, pero desde 2006, ninguno de los gobiernos vinculados al multimillonario pudo terminar un mandato, expulsados por intervenciones de la justicia o del ejército, acompañadas de manifestaciones.
El movimiento de protesta actual se desencadenó por un proyecto de ley de amnistía que, según sus detractores, hubiera permitido el regreso de Thaksin, exiliado para escapar a la prisión por malversaciones financieras.
La violencia callejera ha dejado hasta ahora cinco muertos y más de 200 heridos.