Dakar. AFP y EFE Senegal perdió este miércoles a uno de sus máximos embajadores culturales en el mundo, el maestro de la percusión Doudou Ndiaye Rose, fallecido a los 85 años y considerado “un tesoro humano viviente” por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Al conocerse el deceso de este “monumento”, “leyenda”, “percusionista sin par” y “mago de los tambores” –como también se le conoció–, varias televisoras locales alteraron sus programaciones de la tarde para consagrarle homenajes y difundir imágenes de manifestaciones recientes con ocasión de su 85.º cumpleaños.
Doudou Ndiaye Rose –o Doudou Ndiaye Coumba Rose, tal como le gustaba a él–, nació el 28 de julio de 1930 en el seno de una familia de griots o narradores de historias.
Hombre de contextura menuda, impresionaba en sus actuaciones con un derroche de energía: golpeaba las percusiones, cantaba, bailaba, saltaba; todo, con trajes impecables y dirigiendo al mismo tiempo a sus músicos, que alternaban a su vez movimientos de conjunto y en solitario.
En el 2010, contó a la AFP que tenía “cuatro mujeres y por lo menos 15 hijas y 15 hijos”. Otras versiones indicaban que procreó a 43 retoños.
Con los ancestros. El artista también narró que tuvo que batallar con su padre, quien no lo dejaba ser músico, un arte que aprendió en el Senegal profundo.
De joven, veía películas con maestros de orquesta, dirigiendo ellos solos, muchos y diferentes instrumentos y ritmos, por lo cual decidió que él también haría eso con su música.
Recorrió gran parte de Senegal para recopilar información y buscar el conocimiento de los ancianos, a fin de absorber la esencia de los ritmos tradicionales.
Doudou Ndiaye Rose fue profesor en el Instituto Nacional de Artes y jefe del Ballet Nacional de Senegal. Posteriormente, fundó la primera escuela de percusión en Dakar.
Confeso musulmán, creó el grupo femenino Les Rosettes, en el que las percusionistas son mujeres, todas hijas y nietas suyas.
Aboubacar Demba Cissokho, de la Asociación de la Prensa Cultural de Senegal, recordó que el artista fue designado “tesoro humano viviente” por la Unesco en el 2006, una distinción destinada a “personas o grupos de personas que poseen conocimientos de cuya transmisión son actores estratégicos”.