Koperberg dijo a la emisora australiana ABC que su departamento evalúa el grado de cansancio entre sus miembros, a la vez que trata con el gobierno regional de Nueva Gales del Sur las distintas maneras de recompensarlos por su labor.
"Una cosa es clara y son los extraordinarios esfuerzos de todos los integrantes de los servicios de emergencia, incluyendo los miles de voluntarios que han renunciado a sus salarios y su rutina para enfrentar este problema (de los incendios)", subrayó Koperberg.
Pese a un nuevo pronóstico de posibles lluvias y tormentas, los Servicios Rurales de Bomberos consideran que la crisis provocada por los incendios no ha llegado a su fin.
"Nuestra principal preocupación es que la tenue lluvia vaya a reducir nuestras posibilidades de reforzar durante la noche los cortafuegos, como parte de nuestro plan preventivo frente a un posible deterioro de las condiciones climáticas previstas para mañana", manifestó John Winter, de los Servicios Rurales de Incendios.
Los incendios forestales, la mayoría de ellos provocados, destruyeron unas 550.000 hectáreas de bosques y causaron daños materiales por unos $35 millones.