Carolyn Kauffman se echó a llorar cuando vio que el huracán Charley había reducido su casa a una pila de escombros.
“Son cosas materiales, solo son cosas”, le dijo su marido Jack, tratando de tranquilizarla. “Pero es todo lo que teníamos”, respondió ella.
A través del suroeste de la Florida, azotada por el huracán Charley , residentes aturdidos salieron ayer en la mañana de casas dañadas, o regresaron de refugios públicos para descubrir que sus vidas quedaron vueltas al revés por el huracán Charley .
Cuadrillas de rescate recorrieron la zona derribando puertas y ventanas en busca de supervivientes.
Los Kauffman y sus tres niños pequeños se trasladaron a un parque de casas móviles cerca de Punta Gorda hace seis semanas, con la esperanza de que el alquiler de $350 los ayudara a salir adelante.
“Todo está roto o perdido”, dijo Carolyn mientras observaba juguetes y su equipo de sonido sobre la pila de escombros. “Gracias a Dios estamos bien”.