París. AFP y AP. El presidente francés, Jacques Chirac, en un intento por calmar el creciente descontento ciuddano, nombró ayer como primer ministro a Dominique de Villepin en sustitución de Jean Pierre Raffarin, dos días después del referendo en que el país rechazó la Constitución Europea.
Además, el jefe de Estado llamó de vuelta al Ejecutivo a su gran rival dentro de la derecha, Nicolas Sarkozy, presidente de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, en el poder), para que sea ministro de Estado, una especie de número dos.
La anunciada dimisión de Raffarin, primer ministro desde 2002 y tremendamente impopular desde hacía meses, fue la primera gran consecuencia del rotundo 'no' francés al Tratado Constitucional europeo en el referendo celebrado el domingo.
De confianza. Dominique de Villepin, de 51 años, era el ministro del Interior y pertenece al círculo de políticos de confianza de Chirac. Se hizo popular internacionalmente en 2003 cuando era titular de Relaciones Exteriores y se opuso con gran pasión y aplomo en la ONU a la ofensiva militar en Iraq.
Debilitado tras esta consulta popular, Chirac optó por la continuidad a la hora de escoger un nuevo jefe de gobierno, con el fin de conservar un margen de maniobra suficiente para los casi dos años que le quedan de mandato.
Sin embargo, los partidarios del 'no' a la Constitución consideraron que el nombramiento de Villepin, un político con apariencia de noble y con escaso conocimiento de la Francia profunda, no responde a las expectativas de los ciudadanos, que desean una política más social.
La composición del nuevo Gobierno se dará a conocer antes del fin de esta semana.
La lucha contra el desempleo, que afecta al 10% de los franceses; la unidad en torno al interés nacional y la recuperación de la vocación europea tras el traumático rechazo a la Constitución continental serán las prioridades de este nuevo equipo de gobierno, según Jacques Chirac.
"Frente a la situación actual, debemos reaccionar, unirnos, superar las dificultades y lo que nos bloquea para hacer avanzar nuestro país", aseguró el mandatario.
En un discurso televisado, el Presidente explicó que entendió el mensaje que le enviaron los ciudadanos el domingo y por ello está realizando cambios en el gobierno, pero sin renunciar a las "ambiciones de Francia" en Europa.
Además de la presidencia de la UMP y el cargo de ministro de Estado, Sarkozy podría ocupar también la cartera de Interior, lo que da cuenta de su enorme poder.
La cohabitación de Villepin y Sarkozy, el primero conservador y social, y el segundo liberal, no va a ser fácil aunque ambos hayan entendido la necesidad de actuar rápidamente para frenar el descontento social.
Antes de abandonar definitivamente la residencia del jefe de gobierno en Francia, Raffarin aseguró que apoyará con toda su fuerza a Villepin, al que definió como su "sucesor preferido".