Gleneagles. AFP. Las grandes potencias del Grupo de los Ocho lograron ayer un acuerdo cuya publicación se pospuso para hoy, debido a los atentados perpetrados en Londres.
El presidente francés, Jacques Chirac, lo calificó como un "acuerdo importante", que viene acompañado por un plan de acción sobre la relación entre el efecto invernadero y la energía.
Sin embargo, lo acordado no fue bien recibido por las grandes organizaciones ecologistas, que ayer se refirieron a ello como una "ocasión perdida"
"El acuerdo alcanzado es un acuerdo importante, incluso si no va tan lejos como lo hubiéramos deseado", declaró Chirac.
Él y otros dirigentes dijeron que la declaración reconoce la realidad de los cambios climáticos, el papel de la actividad humana en el problema y la urgencia de actuar.
Para Chirac, el principal mérito de esta cumbre sobre el clima es "restablecer el diálogo" entre los miembros del G-8 que adoptaron el protocolo de Kyoto y Estados Unidos, que lo rechazó.
El presidente norteamericano, George W. Bush, aceptó que el calentamiento del planeta puede estar relacionado con las actividades humanas, sobre todo con las emisiones de CO2, y que estas deberían ser controladas e incluso disminuidas, si el progreso futuro de la ciencia climática demuestra la necesidad de hacerlo.
Los europeos lograron que se mencione en el documento el protocolo de Kyoto, aunque hubieran deseado incluir un acuerdo de reducción de gases de efecto invernadero, del que Bush no quiere oír.
Bush justificó en 2001 su rechazo a Kyoto, sobre todo por las incertidumbres científicas que persisten sobre la amplitud del cambio climático.
Concluido en 1997 y en vigor desde febrero pasado, este protocolo pretende reducir en un 5,2 por ciento, para el 2012, las emisiones con respecto al nivel de 1990.
No obstante, los Ocho coinciden en que la lucha contra el cambio climático no podrá realizarse sin la implicación de los países emergentes, cuyas necesidades energéticas y emisiones de CO2 se han intensificado considerablemente.