Tiflis. Decenas de miles de georgianos protestaron este lunes en Tiflis contra la victoria del partido oficialista en las legislativas del sábado, que la oposición proeuropea calificó de “robadas” y en las que la presidenta de Georgia denunció un sistema “sofisticado” de fraude vinculado a Rusia.
El partido Sueño Georgiano, en el poder desde 2012, obtuvo el 53,92% de los votos, según los resultados casi definitivos de los comicios. La coalición opositora, en cambio, obtuvo el 37,78% de los sufragios y rechazó su derrota.
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Una multitud se congregó este lunes frente al edificio del Parlamento, en el centro de la capital, protestando contra la anunciada victoria de esta formación, acusada por la oposición de autoritarismo prorruso.
“Cuenten nuestros votos, no los cambien”, rezaba la pancarta de una joven, entre los miles de manifestantes ondeando banderas georgianas y europeas, según periodistas de esta agencia. La multitud se dispersó dos horas después del inicio de la concentración.
En una entrevista con AFP, la presidenta georgiana, Salome Zurabishvili, prooccidental y enfrentada al gobierno, consideró que los métodos para manipular el escrutinio eran similares a los utilizados en Rusia.
“Es muy difícil acusar a un gobierno, y no es mi papel, pero la metodología es rusa”, declaró la presidenta.
Moscú, que comparte fronteras con Georgia e instaló bases militares en dos regiones separatistas del país tras una breve guerra en 2008, rechazó “firmemente” las acusaciones.
En un intento de aplacar la polémica, el primer ministro georgiano, Irakli Kobajidze, insistió en que la “principal prioridad” de Tiflis en “política exterior” es “la integración europea” y dijo esperar reanudar “las relaciones” con Bruselas.
Visita polémica de Orban
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, el único líder de un Estado miembro de la UE que mantiene cercanía con Rusia, viajó el lunes por la noche a Georgia, en una imprevista visita que provocó el enfado de Bruselas.
“Georgia es un Estado conservador, cristiano y proeuropeo. En lugar de sermones inútiles, necesita nuestro apoyo en su camino europeo”, escribió en X a su llegada el dirigente nacionalista, que felicitó el sábado la victoria de Sueño Georgiano.
Orban “no representa a la Unión Europea”, denunció el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell.
Tanto Estados Unidos como el bloque europeo pidieron que se investiguen las acusaciones de fraude electoral.
Los ministros de 13 países de la UE condenaron en un comunicado conjunto la “violación de las normas internacionales” en las elecciones, calificándolas de “incompatibles con los estándares esperados de un candidato” a la Unión.
Según Zurabishvili, el fraude se llevó a cabo, entre otros métodos, mediante el voto electrónico, utilizado por primera vez en Georgia. Se encontró el mismo número de documento de identidad correspondiente a “diecisiete votos, veinte votos, en distintas regiones”, acusó.
Los presuntos defraudadores también utilizaron “métodos clásicos”, como la “compra de votos y presiones sobre cargos públicos”, señaló la jefa de Estado.
“Manifestaciones masivas”
Uno de los componentes de la oposición, la Coalición para el Cambio, anunció que renunciaba a sus mandatos parlamentarios para no “legitimar” las elecciones.
Desde hace meses, la oposición acusa a la formación gobernante, dirigida por el multimillonario Bidzina Ivanichvili, de alejar al país de la Unión Europea (UE) y colocarlo en la órbita rusa.
El país ha mantenido tensas relaciones con la UE, sobre todo después de que el Parlamento aprobara en mayo una ley sobre la “influencia extranjera”, similar a la de Rusia, que es usada para silenciar a la sociedad civil.
La adhesión de Georgia al bloque europeo y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está inscrita en su Constitución. El temor de que Sueño Georgiano haga descarrilar este objetivo ha desencadenado protestas masivas en las últimas semanas.
Pese a todo, “Sueño Georgiano conserva una sólida base de apoyo jugando eficazmente con el temor a una amenaza inminente de guerra” con Rusia, declaró a AFP el analista político Ghia Nodia.
La exrepública soviética, a orillas del mar Negro, sigue muy marcada por la invasión rusa en una breve guerra en 2008 y por la amenaza de una nueva invasión, como la de Ucrania.