Las escuelas y oficinas de Gobierno estaban cerradas y los funcionarios advertían sobre condiciones potencialmente fatales.
Los fuertes vientos y las lluvias heladas convirtieron las carreteras en pistas mortales y derribaron árboles y postes de electricidad. Los meteorólogos advertían sobre temperaturas peligrosamente bajas, espesas nevadas que eliminarían toda visibilidad y masivas acumulaciones de nieve.
En más de la mitad de los 50 estados del país se emitieron advertencias sobre ventiscas, tormentas de nieve y lluvias heladas. Las alertas iban desde Dakota del Norte (extremo centro-norte) y Colorado (centro) hasta Nuevo México (extremo sur); luego a lo largo de todo Texas (extremo sur), Kansas y Misuri (sur) hasta llegar a la región de los Grandes Lagos en la frontera con Canadá, y además desde Pensilvania (noreste) hasta Nueva Inglaterra (extremo noreste).
En Chicago (Illinois, norte), el servicio meteorológico indicó que “una peligrosa y multifacética tormenta invernal amenaza vidas humanas” por sus fuertes vientos y copiosas nevadas, y que sería “imposible” viajar. La oficina dio a los residentes una siniestra advertencia: “¡No viajen!”.
La agencia también advirtió que palear la nieve de las aceras durante una nevada tan grande puede ser mortal y recordó que más de 40 personas murieron de infartos cardiacos luego de una famosa ventisca de 1999 en Chicago. “No subestimen esa tarea”, pidió.
En Illinois, Oklahoma (centro) e Indiana (norte) se declaró estado de emergencia. La Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por su sigla en inglés) urgió a los residentes a prepararse seriamente.
Más de 5.800 vuelos fueron cancelados ayer por la mañana, las aerolíneas anularon preventivamente 2.800 vuelos previstos para hoy y cerca de 800 vuelos ya habían sido cancelados el lunes, reportó el sitio FlightAware.com.
Además, las aerolíneas advertían de significativas interrupciones y retrasos y ofrecían a los clientes la posibilidad de reprogramar sus vuelos sin cargos.