Budapest. AP. Manifestantes y agentes de la policía se enfrentaron ayer en la sede de la televisora estatal húngara, en reacción al descubrimiento de una grabación donde el primer ministro Ferenc Gyurcsany admitió haber mentido acerca de la economía.
Servicios de emergencia reportaron que al menos 150 personas, incluyendo 102 policías, resultaron heridas cuando la Policía usó gas lacrimógeno y bombas de agua contra los manifestantes, que al igual que líderes de la oposición exigieron la renuncia del Premier .
Seguidamente Gyurcsany declaró a la prensa que la del lunes fue la noche más larga y oscura para el país desde el fin del comunismo en 1989. Agregó que la Policía fue tomada por sorpresa en la madrugada en la sede de la televisora, cercana al Parlamento, el Banco Nacional y la embajada estadounidense.
La Policía retomó el control ayer de madrugada tras más de cinco horas de disturbios. Ante los hechos, el ministro de Justicia, Jozsef Petretei, presentó su renuncia, pero Gyurcsany no se la aceptó.
El Primer Ministro prometió, en una entrevista, que permanecerá en el puesto y continuará con el programa de reformas introducidas por su gobierno de coalición, encabezado por los socialistas.
“Me quedo y haré mi trabajo. Estoy extremadamente comprometido con el cumplimiento de mi programa, ajustes fiscales y reformas”, dijo Gyurcsany. Sé que es muy difícil para el pueblo, pero es el único camino para Hungría.
En un esfuerzo por contener un déficit presupuestario estatal, el más elevado en la Unión Europea, que se espera supere el 10% del producto interno bruto este año, la coalición de Gyurcsany aumentó los impuestos y anunció planes para despedir a cientos de empleados públicos, introducir cuotas directas en el sector salud y pago de matrícula para gran parte de los universitarios.