Beirut. El movimiento proiraní Hezbolá prometió este miércoles continuar con sus combates en apoyo a Gaza después de las explosiones simultáneas en Líbano de cientos de bíperes utilizados por sus miembros, imputadas a Israel. Estos estallidos provocaron 12 muertos y alrededor de 2.800 heridos.
“La resistencia islámica en Líbano continuará, como ha sido su práctica diaria, sus operaciones para apoyar a Gaza, su pueblo y su resistencia, y para defender a Líbano, su pueblo y su soberanía”, afirmó el grupo, aliado del palestino Hamás.
En su comunicado, el movimiento afín a Irán también prometió un “duro ajuste de cuentas” contra Israel “por su masacre del martes”.
La explosión simultánea de estos dispositivos en todo Líbano causó 12 muertos y aproximadamente 2.800 heridos, incluyendo cientos de miembros del movimiento islamista proiraní, según un balance actualizado del ministro libanés de Salud, Firass Abiad. Cerca de 300 heridos se encuentran en situación “crítica”, y entre los fallecidos hay un niño y una niña, añadió el ministro.
La mayoría de las víctimas presentaban heridas en el rostro, las manos o el vientre. Algunos heridos del valle de Becá, en el este del país, fueron trasladados a la vecina Siria. Otros serán evacuados a Irán, detalló Abiad.
Israel no hizo comentarios sobre las explosiones, que ocurrieron horas después de que el país anunciara la extensión de sus objetivos de guerra a la frontera con Líbano. Hasta entonces, la guerra había estado focalizada contra el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza.
El jefe de Hezbolá, Hasan Nasralá, que no resultó herido, se pronunciará en público el jueves a las 5 p. m. (2 p. m. GMT) sobre los “últimos acontecimientos”.
Además, este miércoles nueve personas murieron y unas 300 resultaron heridas el miércoles en Líbano en una nueva ola de explosiones de aparatos de comunicación.
Blinken en Egipto
Los bíperes o buscapersonas son dispositivos de mensajería y localización de pequeño tamaño que no necesitan tarjeta SIM ni conexión a internet.
El diario estadounidense The New York Times señaló que los dispositivos que estallaron procedían de Taiwán y fueron cargados con explosivos antes de llegar a Líbano. Sin embargo, la empresa taiwanesa Gold Apollo, señalada por el diario como fabricante, aseguró que los aparatos fueron producidos por su socio húngaro BAC.
“De acuerdo con un acuerdo de cooperación, autorizamos a BAC a utilizar nuestra marca para la venta de productos en determinadas regiones, pero la concepción y la fabricación de los productos es responsabilidad única de BAC”, indicó la empresa taiwanesa.
Irán acusó a Israel de cometer este “acto terrorista”, calificándolo de “masacre”.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, “no estuvo implicado” ni “estuvo al tanto de este incidente”, aseguró el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, una afirmación que luego reiteró el titular de esta cartera, Antony Blinken.
En medio de estos temores, Blinken viajó el miércoles a Egipto para hablar sobre una eventual tregua en Gaza, aunque fuentes cercanas no prevén grandes avances en este viaje. El presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi, que lo recibió, se comprometió a intensificar “los esfuerzos conjuntos” con Estados Unidos y Catar en favor de una tregua entre Israel y Hamás. Blinken afirmó que este escenario es la mejor forma de garantizar la estabilidad regional.
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Caos en los hospitales
Una fuente cercana al movimiento proiraní indicó a esta agencia que los aparatos que explotaron correspondían a un cargamento de unos 1.000 bíperes “recientemente importados por Hezbolá”, aparentemente “pirateados en origen”. “A juzgar por las imágenes de video (...) seguramente se escondió un pequeño explosivo de tipo plástico al lado de la batería, que fue activado a distancia por medio de un mensaje enviado”, escribió en la red X Charles Lister, experto del Middle East Institute. Lister cree que la inteligencia israelí “infiltró la cadena de suministro” de los aparatos.
Husein, dueño de una tienda en Tiro, en el sur de Líbano, dijo que estaba sentado en su negocio cuando escuchó una explosión cercana. Un hombre “cayó al suelo y empezó a gritar. Más de diez personas se desplomaron y nadie sabía lo que pasaba”.
Al llegar al hospital, Husein presenció escenas “indescriptibles”. “Una persona había perdido una mano, otra tenía la cara cubierta de sangre (...) había sangre por todos lados”.
Desde el inicio de la guerra en Gaza, desencadenada el 7 de octubre de 2023 por una letal incursión de comandos de Hamás en el sur de Israel, la frontera con Líbano se ha convertido en escenario de duelos de artillería casi diarios entre el ejército israelí y Hezbolá. Estos enfrentamientos obligaron a decenas de miles de civiles de ambos países a desplazarse. Israel anunció su decisión de extender los objetivos de la guerra a la frontera con Líbano para permitir el regreso de los desplazados.
En el ataque del 7 de octubre, los comandos islamistas mataron a 1.205 personas, en su mayoría civiles, en el sur de Israel, según un recuento de esta agencia hecho a partir de datos oficiales israelíes. De los 251 secuestrados durante la incursión islamista, 97 siguen cautivos en Gaza, aunque 33 de ellos fueron declarados muertos por el ejército israelí.
Los bombardeos y operaciones terrestres israelíes destruyeron la Franja y provocaron la muerte de al menos 41.272 palestinos, según el Ministerio de Salud del territorio, gobernado por Hamás. Cuatro soldados israelíes murieron y seis resultaron heridos el martes en combates en el sur de Gaza, indicó el miércoles el ejército.