Ayer, el gobierno anunció que se opone a la atribución de una importante prima de partida del presidente de la firma de aeronáutica y de defensa Safran, en la que el Estado tiene 30% de los derechos de voto. El “paracaídas dorado” de Jean-Paul Herteman fue rechazado inmediatamente después por la asamblea general de accionistas.
Hollande, quien asumió como presidente de Francia el 15 de mayo , multiplicó las medidas simbólicas sobre los salarios de los dirigentes políticos y los patrones de empresas. La palabra clave del ejecutivo francés es la “ejemplaridad”.
El nuevo gobierno dio el tono ya el 17 de mayo al anunciar una reducción de 30% del salario del jefe de Estado y de los ministros.
La misma política es adoptada para los salarios de las empresas del sector público o de las que el Estado es accionista.
En espera de una ley (después de las legislativas previstas el 10 y el 17 de junio), el ministerio de Economía indicó ayer que el gobierno tomará de aquí en quince días las “medidas conservatorias necesarias” para evitar los excesos en materia de remuneración de los altos directivos de empresas públicas.
“La reducción de la jerarquía de los salarios dentro de las empresas públicas, de 1 a 20” se hará rápidamente, recalcó ayer el ministro de Finanzas, Pierre Moscovici, evocando la “moralización de los dirigentes de empresas”.
Es decir que la remuneración de un patrón no podrán sobrepasar un monto veinte veces superior al salario más bajo en su empresa.
La limitación de los sueldos de los altos directivos es una medida muy popular, aprobada por cuatro de cada cinco franceses según un sondeo, en el actual contexto de crisis y de rigor presupuestario.
El alcance de la medida podría ser escaso, limitándose a algunos patrones de grupos en los que el Estado posee más de la mitad del capital, como Aeropuertos de París, Areva (nuclear), Correos, Francesa de Juegos (juegos de azar), la SNCF (Sociedad Nacional de Ferrocarriles) y EDF (energía).