La ministra de Salud de Indonesia, Siti Fadillah Supari, dijo que el Gobierno estaba evacuando a los pacientes de los hospitales en las áreas cercanas al desastre para llevarlos a ciudades más distantes para aliviar la superpoblación.
Atención. "Ahora (los hospitales) están comenzando a quedar ordenados y hemos penetrado en áreas aisladas utilizando clínicas móviles (...) Helicópteros están distribuyendo comida mientras trasladan a los pacientes", afirmó.
El terremoto de 6,3 grados de magnitud del sábado, cuyo epicentro estuvo ubicado frente a la costa del océano Indico cerca de Yogyakarta, la principal ciudad de la región, mató a 5.846 personas y dejó sin hogar a 130.000.
Bantul fue la zona más afectada, donde poblados enteros fueron destruidos y casas quedaron reducidas a escombros de madera y tejas.
No había signos de enfermedades, pero se enviaron medicamentos a las áreas afectadas por el sismo para prevenir un posible brote de sarampión y malaria.
Algunos sobrevivientes aún carecían de ayuda básica.
"Conseguimos ayuda de donantes privados, pero no hemos recibido nada del Gobierno", dijo Mohammad Aziz, de 35 años, quien logró salvar a su sobrino pero perdió a su padre de 68 años en el sismo.
En medio de una pila de escombros, Aziz recuperó las puertas de su casa, las que planea utilizar como piso en su carpa.
"Cuando llueva, nuestra carpa se inundará. Porque no tiene piso de material, estaremos en suelo mojado", señaló, mirando fijamente hacia el sitio donde encontró el cuerpo de su padre.
Idham Samawi, presidente de la regencia de Bantul, dijo que el Gobierno había destinado 500 millones de rupias ($54.090) para cada uno de dos pueblos, un primer paso en el camino hacia la recuperación para las 75 aldeas del lugar.
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