
Cheriomushki, Rusia. AFP. Más de 60 personas seguían hoy desaparecidas, dos días después del espectacular accidente que devastó la mayor central hidroléctrica de Rusia, en Siberia, donde las familias de las víctimas se debaten entre la indignación y la desesperación.
Los equipos de buzos y robots seguían con sus trabajos de rescate en las frías aguas de la central Sayano-Shushenskaya, en la región de Jakasia (Siberia), unos 4.300 kilómetros al este de Moscú, en un último intento de encontrar a los obreros que habrían sobrevivido a la catástrofe al refugiarse en bolsas de aire.
El balance de víctimas se elevó a 14, tras el hallazgo hoy de dos cadáveres, informó el ministerio de Situaciones de Emergencia. Hay 15 heridos y los desaparecidos siguen sobrepasando los 60.
El personal de rescate elaboró un balance de 62 desaparecidos en base a la información proporcionada por las familias de los empleados que no volvieron a casa después del accidente.
“Buscamos personas vivas. Oimos ruidos”. declaró el representante local del ministerio de Situaciones de Emergencia, Alexandre Kressan. “No tenemos ni un minuto de respiro. Tengo un equipo de 16 buzos que trabajan noche y día”, añadió.
Mientras tanto, se repiten las críticas por la lentitud de las autoridades en comunicar las informaciones sobre la suerte de los desaparecidos 48 horas después del accidente.
Las familias de los desaparecidos exigieron explicaciones de lo que está aconteciendo, durante una tensa reunión con representantes de las autoridades locales en el centro cultural de Cheriomushki.
“No queremos secretos. Si mi hijo está muerto, que me lo digan. Yo estaba en la morgue ayer por la noche, y nadie me quiso decir nada”, protesta Viktor.
La mujer de otro de los desaparecidos también pedía explicaciones. “Yo sé que mi marido está todavía vivo. Hay una bolsa de aire donde el podría estar. ¿Por qué no han evacuado el agua ahí?, pregunta Lena Petrovna.
Mientras, las autoridades intentaban bajo presión mostrar que tienen la situación controlada, el ministro de Situaciones de Emergencia se defendía de las acusaciones de retener información.
El lunes “hubo un flujo constante de informaciones que sembraban el pánico y sólo pudimos apaciguar la situación por la tarde, cuando explicamos lo que estaba pasando”, declaró Shoigu.
“Las malas noticias se difunden rápidamente y las buenas lo hacen lentamente. No escondemos nada a nadie”, aseguró.
Los accidentes en el sector energético de la antigua Unión Soviética son frecuentes. Pero el número de víctimas potenciales de esta catástrofe en Siberia es excepcional.
El accidente se atribuyó inicialmente a una elevación brusca de la presión del agua en una de las diez turbinas de la central, que habría provocado un “choque hidráulico” y destruido gran parte del edificio, pero se están estudiando otras pistas.
La tesis de un atentado terrorista quedó descartada, y las autoridades repiten desde el lunes que la población local no corre ningún riesgo.
Unas 40 toneladas de productos derivados del petróleo se vertieron por el río y una mancha de 15 kilómetros de largo sigue flotando a pesar de los esfuerzos por absorberla explicó a la agencia RIA Novosti un portavoz del ministerio.
Una primera consecuencia de este desastre ecológico es la aparición de 400 toneladas de truchas de piscifactoría muertas como consecuencia de la contaminación del río, según la Agencia Federal de Pesca, citada por Ria Novosti.
La reconstrucción de la central podría costar más de $1.250 millones, estimó hoy el ministro de Energía, Serguei Chmatko, citado por la agencia Interfax.