El representante especial de Naciones Unidas para Birmania, Razali Ismail, inició hoy el segundo intento para persuadir a la Junta Militar a que libere a la líder opositora y Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, detenida desde el 30 de mayo.
Razali efectúa la undécima visita oficial a Birmania (Mianmar) desde que hace tres años facilitó la reanudación de negociaciones entre el régimen militar y Suu Kyi, jefa de la Liga Nacional por la Democracia (LND).
A su llegada a la capital birmana, el diplomático malasio, que representa al secretario general de la ONU, Kofi Annan, declinó hacer comentarios sobre los objetivos de su visita, o sobre la situación política interna generada por la detención de Suu Kyi.
En junio, Razali pudo conversar brevemente con Suu Kyi, quien más tarde recibió la visita de una misión especial del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Las autoridades militares birmanas impidieron el lunes que una delegación de diplomáticos de la Unión Europea y Estados Unidos viera a Suu Kyi en su residencia de Rangún, donde cumple el tercer arresto domiciliario desde que inició el activismo político a fines de la década de los 80.
Frustración
Razali ha expuesto su frustración por los escasos resultados positivos que tienen los esfuerzos que realiza la ONU para lograr que el gobierno militar acceda a reanudar las conversaciones con Suu Kyi. El diplomático visitó Rangún en junio, poco después de que la líder fuera detenida.
Suu Kyi, galardonada en 1991 con el Nobel de la Paz por su lucha pacífica a favor de la democracia, fue detenida el 30 de mayo en el norte del país, junto a otros destacados miembros de la LND, tras ser atacados por varios centenares de partidarios del Gobierno.
La principal activista democrática de Birmania se encuentra confinada en su vivienda desde que el viernes recibió el alta de los médicos, que la operaron de una dolencia ginecológica en una clínica privada de la capital.
Hasta su internamiento en la clínica, el pasado 17 setiembre, y desde su detención, las autoridades militares mantuvieron presa a Suu Kyi en un lugar secreto, aunque fuentes diplomáticas indicaron que se encontraba cautiva en un pabellón especial del presidio de máxima seguridad de Insein.
De acuerdo con los observadores, la actual detención de Suu Kyi ha supuesto un muy serio revés para el proceso de reconciliación, que adquirió visos de ser real en mayo del 2002, cuando Razali convenció al Gobierno de que debía ponerla en libertad, después de 19 meses de arresto domiciliario.
En aquella ocasión, la jefa de la LND, la única formación política que resiste a la presión del régimen, fue apresada por intentar salir de la capital sin el permiso de las autoridades.