Glasgow. Una veintena de países, incluidos Estados Unidos y Costa Rica, acordaron este jueves en la COP26 cesar de financiar con dinero público la extracción de combustibles fósiles fuera de sus territorios para finales del 2022, un anuncio recibido con cautela por organizaciones ecologistas. La iniciativa, impulsada por Gran Bretaña, el país anfitrión de la conferencia sobre el cambio climático, llega en víspera de dos grandes jornadas de movilización en las calles de la ciudad escocesa.
“Invertir en proyectos relacionados con la extracción continua de energía fósil implica crecientes riesgos, sociales y económicos”, explicó el comunicado conjunto. El anuncio implica a países como Malí o las Islas Marshall, a priori con escasas posibilidades de efectuar esa clase de inversiones multimillonarias en el exterior, aunque sí de recibirlas.
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Los grandes ausentes
Estados Unidos, que bajo la presidencia de Donald Trump se vanagloriaba de ser independiente desde el punto de vista energético, da ahora un paso más para desligarse del petróleo, el carbón y el gas. Canadá también firmó el texto. Sin embargo, están ausentes grandes consumidores e inversores de combustibles fósiles como China, Japón o Corea del Sur.
Los denominados proyectos de energía de origen fósil continuos (petróleo, gas y carbón) son los que no incluyen medidas para absorber las emisiones de carbono que producen. Una investigación reciente de la organización Oil Change International demostró que entre el 2018 y el 2020, los países industrializados del G20 invirtieron unos $188.000 millones en proyectos de extracción en el extranjero, principalmente a través de bancos de desarrollo multilaterales.
Estas instituciones no están cubiertas por este compromiso. Sin embargo, el anuncio, de concretarse, significará que hasta $15.000 millones podrían ser desviados anualmente a otro tipo de proyectos de fuentes de energías no fósiles.
“Tenemos que poner a la financiación pública del lado correcto de la historia”, declaró el viceministro de Negocios y Energía británico, Greg Hands. “Es un progreso bienvenido, pero los países (firmantes), en especial Estados Unidos, deben mantenerse firmes con estos compromisos y cerrar el grifo para las empresas de combustibles fósiles”, pidió Kate DeAngelis, responsable del programa de finanzas internacionales de la ONG Amigos de la Tierra.
Asimismo, el 95% de las cerca de 900 empresas del sector petrolero y gasístico en el mundo prevén desarrollar nuevos yacimientos, según un informe de la ONG alemana Urgewald y otras 20 organizaciones.
En otro anuncio en plena COP26, que ya está inmersa en negociaciones, más de 40 países se comprometieron con una “transición de carbón hacia energía limpia”. De nuevo, grandes productores y consumidores, como Australia, China, India, Estados Unidos, Japón o Rusia, no están en esta lista.
Las emisiones de gases, en niveles casi récord
Estos anuncios se producen tras noticias preocupantes del lado de las emisiones de gases de efecto invernadero. La pandemia de la covid-19 había frenado brutalmente la economía mundial, y con ello la contaminación del planeta a causa del consumo de energía fósil. Las emisiones totales cayeron un 5,4% en el 2020.
No obstante, esas emisiones volverán a subir en el 2021, nada menos que un 4,9%, hasta situarse a menos de un 1% del récord del 2019, según un estudio del Global Carbon Project, un consorcio internacional de científicos. Las emisiones de gas y de carbón son especialmente preocupantes, ya que crecerán este año más de lo que cayeron en el 2020. Las emisiones debidas al petróleo aumentan un 4,4% en el 2021.
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“Este informe es un jarro de agua fría”, explicó una de sus co-autores, Corinne Le Quéré, profesora de cambio climático en la universidad de East Anglia, a la AFP. “Demuestra lo que está sucediendo en el mundo real, mientras que aquí en Glasgow hablamos de cómo lidiar con el cambio climático”, añadió.
La consecuencia de este recalentamiento de la economía, y por ello del planeta, es que se aleja cada vez más el objetivo ideal de limitar el aumento de la temperatura a +1,5ºC. Al ritmo actual, el mundo solo cuenta con ocho años por delante para tener el 50% de probabilidades de limitar el aumento de la temperatura al +1,5°C.
La demanda de energía es insaciable, y supera en mucho las multimillonarias inversiones para cambiar de modelo, de las energías fósiles a renovables. Pero queda esperanza: en la década del 2010, 23 países crecieron, pero sus emisiones bajaron. La mayoría de esos países eran desarrollados, lo que significa que las reglamentaciones y los cambios funcionaron.
Ante el panorama, algunos ecologistas, y países particularmente vulnerables, insisten en que hay que pensar en las medidas de adaptación, en lugar de intentar mitigar el profundo cambio climático. Pero la financiación de esa adaptación es inferior entre cinco y diez veces al costo de las medidas de lucha, según la ONU.