Quebec. Estados Unidos y Canadá viven una emergencia producto de 160 incendios que están fuera de control en la ciudad canadiense de Quebec.
Esto pone a 100 millones de personas en alerta por la calidad del aire, afectado por una densa capa de humo que envuelve a ciudades de la costa este estadounidense, como Nueva York. Según un informe de la agencia de protección ambiental (EPA).
Las poblaciones afectadas se encuentran bajo alerta “naranja”, que conlleva un posible impacto para la salud de las personas más vulnerables como los ancianos, los asmáticos o los niños, o incluso superior.
Según medios estadounidenses, ciudades como Nueva York, Filadelfia y Washington DC lidian con la contaminación del aire producto de los incendios que están sin control en Canadá.
“Más de 55 millones de personas en el noreste, el medio este y el Atlántico medio en los EE. UU. están bajo alertas de calidad del aire a medida que el humo de los incendios forestales que se originan en Canadá cubre las principales ciudades de los EE. UU. Por ejemplo, Nueva York y Detroit están experimentando las peores calidades del aire del mundo este miércoles por la mañana, según IQAir.
CNN, en tanto, informó que las áreas metropolitanas de Pensilvania, Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut tienen índices de calidad del aire (ICA) superiores a 150, lo que se considera “insalubre”, según el sitio web gubernamental AirNow.gov.
Filadelfia tenía un ICA de 205 en la mañana de este miércoles, lo que se califica como “muy insalubre”, según la cadena estadounidense. Nueva York, en tanto, 183.
La provincia de Quebec registra 160 incendios fuera de control. Suma ya 420 en 2023 mientras que el promedio de los últimos 10 años en el mismo periodo ha sido de 199.
La EPA, agencia que monitorea la calidad del aire en Estados Unidos, utiliza un índice que va de cero a 500.
Entre 0 y 50 la calidad del aire se considera buena. La alerta naranja corresponde a un nivel superior a 100.
El viento ha llevado el humo desde la provincia canadiense de Quebec, epicentro de incendios forestales que devoran gran parte de Canadá.
El primer ministro canandiense, Justin Trudeau, advirtió en un mensaje: “Vamos a superar esto juntos y nuestro Gobierno seguirá estando ahí con lo que haga falta para mantener a salvo a la gente y proporcionar apoyo”.
Más de 3.000 bomberos canadienses participan en las tareas. Unos 900 procedentes de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Francia han llegado para brindar ayuda.
En la región de Abitibi-Temiscamingue, la más afectada de la provincia, más de 650 kilómetros al norte de Montreal, los incendios que perturban las explotaciones mineras y forestales son “preocupantes”, declaró el primer ministro de Quebec, François Legault.
"Estamos experimentando una situación nunca antes vista... en todo Quebec", advirtió Francois Bonnadel, ministro de Seguridad Pública de la provincia, al apuntar que un alto número de esos incendios son provocados por descuidos humanos.
“En el oeste de Canadá suele haber muchos incendios forestales. En Quebec no”, señaló. “Pero ahora mismo todo está ardiendo”.
Unos 4.400 evacuados pudieron regresar a sus hogares en la ciudad de Sept-Iles, a orillas del río St. Lawrence, gracias a las lluvias que ayudaron a detener el avance de las llamas.
"Estamos muy, muy felices de ver llover", declaró Legault en rueda de prensa.
Pero más al norte, añadió, hay "un enorme incendio que tardará semanas en extinguirse por completo, así que debemos mantener la cautela".
En los últimos años, Canadá se ha visto afectado repetidamente por fenómenos meteorológicos extremos, cuya intensidad y frecuencia han aumentado debido al calentamiento global.
Tras los grandes incendios registrados en mayo en el oeste del país, sobre todo en las provincias de Alberta y Saskatchewan, la lucha se ha desplazado en las últimas semanas a Nueva Escocia, en la costa Atlántica, y a Quebec.
Decenas de incendios siguen ardiendo en el oeste del país: 62 en Alberta, 76 en la Columbia Británica más occidental y 24 en Saskatchewan.
Por su parte, Quebec registra 424 incendios forestales desde el deshielo de primavera, más del doble de la media anual de la última década.