Tarbes, Francia. A los pies de los Pirineos franceses, decenas de aviones de todo el mundo se alinean meticulosamente como juguetes en un gigantesco aparcamiento. Desde la crisis de covid-19, la empresa Tarmac Aerosave se ha visto desbordada por la demanda de almacenamiento por parte de las compañías aéreas.
“Desde el primer confinamiento hemos tenido que empujar las paredes” de las plataformas de Tarmac Aerosave, explica Patrick Lecer, presidente de esta empresa líder de Europa en almacenamiento de aeronaves, presente en Francia y España.
Actualmente, Tarmac Aerosave almacena cerca de 230 aeronaves en sus cuatro plataformas, frente a 150 en el 2019. “Y la lista de espera es larga”, señala Lecer.
En el aparcamiento de la plataforma de Tarbes, en el suroeste de Francia, un vehículo arrastra a un A380 de la compañía aérea emiratí Etihad.
"Cuando un avión está parado, no lo dejamos abandonado. En primer lugar, hay que sellar todos los orificios y proteger las zonas sensibles. Luego probamos los sistemas electrónicos y realizaremos el mantenimiento necesario para mantenerlos en condiciones de volar", explica Sébastien Demouron, jefe del equipo de almacenamiento.
"Hoy estamos rozando la saturación. Tenemos que encontrar el lugar adecuado para cada avión, como en el juego del Tetris", dice entre risas.
Sobre un mapa a "escala perfecta", Yannick Stefanelli, director de operaciones de la plataforma, busca un lugar para cada avión con la ayuda de imanes de diferentes tallas para "racionalizar al máximo el espacio".
Cuando nació en el 2007, Tarmac Aerosave -que es una filial de Airbus, Safran y Suez- se había propuesto reciclar de forma responsable los primeros Airbus entregados en 1970 y que llegaban al final de su vida útil.
Pero, rápidamente, se percataron de que había una demanda de sus clientes para almacenar sus aeronaves.
Cambio de panorama
En el verano del 2019 el tráfico aéreo alcanzaba máximos y las previsiones eran buenas. En el 2020, Tarmac Aerosave contrató a 150 personas más y preveía un aumento de su volumen de negocios de 20%. Pero llegó la covid-19.
"Tuvimos una demanda creciente para el almacenamiento, pero perdimos 40% de nuestro volumen de negocio del mantenimiento", la actividad más rentable de la empresa, subraya el presidente de Tarmac.
Esto se debe a que como tienen poca visibilidad sobre la reactivación del tráfico aéreo, las aerolíneas aplazan sus operaciones de mantenimiento más pesadas.
"Algunas, que sobrevivían gracias a las ayudas estatales, no van a superar la ola", y los aviones en el suelo podrían no volver a volar nunca, dice Lecer.
Su empresa “no se ha beneficiado de la crisis”, recalca. Pero tampoco le ha ido mal. “Hemos logrado mantenernos al nivel del 2019, gracias sobre todo a nuestros cuatro pilares de actividad -almacenamiento, mantenimiento, transición y reciclaje-” que pueden ser utilizados individualmente en función de la coyuntura.
Mientras tanto, para los aviones estacionados, “es importante realizar todas las pequeñas tareas de mantenimiento”, expresa Stefanelli, responsable de las operaciones.
Reciclaje de aviones
Y si se decide retirar a una aeronave, “se recicla más del 90% del aparato”, señala Arthur Rondeau, responsable de proyecto del servicio de desmantelamiento.
Un desmantelamiento “clásico” -fuera del A380- puede tomar entre seis a siete semanas. El cliente recupera algunas piezas que puede revender y luego se desmantela la aeronave.
"A menudo tenemos la imagen de aviones amontonados y abandonados en los desiertos de Estados Unidos, que pueden parecer cementerios. Aquí nos ocupamos de los aviones de principio a fin para sacarles el máximo partido", agrega.
“Tendemos a olvidarlo, pero son aviones que han recorrido el mundo. Me gusta pensar que tendrán un buen final de vida aquí”, manifiesta Teddy Saves, un mecánico de 23 años, mientras desmonta una pantalla de un A380.