Derna. La ayuda internacional para la ciudad libia de Derna, que fue devastada por las inundaciones, continúa llegando este sábado, aunque las esperanzas de encontrar sobrevivientes entre los miles de desaparecidos disminuyen seis días después del desastre.
La tormenta Daniel azotó Derna el pasado domingo por la noche, causando una inundación de la magnitud de un tsunami a lo largo del cauce que cruza la ciudad, luego de que dos represas se rompieran debido al volumen de agua.
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El agua arrasó con todo a su paso y provocó miles de muertes. Gran parte de la ciudad parece que fue golpeada como si hubiera sufrido un poderoso terremoto, según un fotógrafo de esta agencia. Edificios enteros fueron arrastrados por el agua, mientras que otros están medio derribados, y se pueden ver automóviles destruidos por todas partes.
El ministro de Sanidad del gobierno establecido en el este de Libia, Othman Abdeljalil, informó el sábado por la noche que el número de muertos asciende a 3.252, 86 más que el reporte anterior de 24 horas antes. También enfatizó que solo su ministerio está autorizado para establecer el balance y negó la posibilidad de una evacuación de la ciudad.
En un comunicado publicado el sábado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que se habían encontrado e identificado los cuerpos de 3.958 personas, mientras que “más de 9.000″ siguen “desaparecidas”, sin especificar la fuente de esos datos.
Cadáveres en una bahía
Rescatistas malteses, que están apoyando a los libios en la búsqueda en el mar, descubrieron cientos de cadáveres en una bahía, sin especificar la ubicación exacta, según el Times of Malta.
“Probablemente había 400, pero es difícil de decir”, dijo el líder del equipo maltés Natalino Bezzina al periódico, asegurando que el acceso a la bahía era difícil debido a los fuertes vientos.
Por su parte, un equipo de rescate libio en una zodiac afirma haber visto “tal vez 600 cuerpos” en el mar frente a la costa de la región de Om al Briket, a unos veinte kilómetros al este de Derna, según un video en las redes sociales, sin especificar si eran los cuerpos encontrados por los malteses.
Según el gobierno del este de Libia, un rescatista maltés “murió accidentalmente” el viernes mientras participaba en una operación para extraer el cuerpo de una víctima de la inundación.
Frente al desastre, la movilización internacional sigue siendo fuerte.
El sábado, en el aeropuerto Benina, en Bengasi, una importante ciudad del este, un avión emiratí y un avión iraní descargaron toneladas de ayuda en camiones, para luego ser transportados a la zona del desastre, que se encuentra a 300 km más al este, según un periodista de esta agencia.
La embajada de Italia anunció la llegada de un barco frente a la costa de Derna con tiendas y mantas, así como dos helicópteros y excavadoras.
Toneladas de ayuda, incluidos suministros médicos, de Arabia Saudita y Kuwait también llegaron al este del país.
Dos aviones franceses aterrizaron en el este para “desplegar un hospital de campaña lo más cerca posible de las poblaciones afectadas en Derna”, dijo el embajador francés en Libia, Mostafa Mihraje.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, anunció la llegada a Bengasi de “29 toneladas de equipos médicos” desde su centro logístico global en Dubái, “suficientes para ayudar a casi 250.000 personas”.
Otras organizaciones humanitarias como Islamic Relief y Médicos sin Fronteras (MSF) advirtieron sobre los riesgos de propagación de enfermedades, relacionados con la posible contaminación del agua.
“Situación caótica”
Manoelle Carton, coordinadora médica de un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) que llegó hace dos días a Derna, describe una situación “caótica” que impidió llevar a cabo un censo adecuado e identificar a las víctimas.
El trabajo de los equipos de rescate y búsqueda se ve obstaculizado por el caos político que prevalece en el país norteafricano desde la muerte del dictador Muamar Gadafi en 2011. Desde entonces, ha habido dos gobiernos rivales, uno en Trípoli (oeste), reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y encabezado por el primer ministro Abdelhamid Dbeibah, y el otro en el este, afiliado al poderoso mariscal Jalifa Haftar.
Después de abrir una investigación sobre las circunstancias de la tragedia, el fiscal general libio, Al Seddik al Sur, afirmó que las dos represas que causaron el desastre tenían grietas desde 1998.
En 2010, una empresa turca comenzó a realizar obras después de años de retraso, pero se suspendieron unos meses después debido a la revolución libia de 2011 y nunca se reanudaron.