Londres. El primer ministro británico, Boris Johnson, enfermo de coronavirus desde hace diez días y recientemente hospitalizado, tuvo que ser transferido repentinamente el lunes a cuidados intensivos y reemplazado por el canciller Dominic Raab a la cabeza del gobierno.
Único líder de una gran potencia enfermo de covid-19, "durante la tarde, la salud del primer ministro se deterioró y, por consejo de su equipo médico, fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos", informó por la noche un portavoz de Downing Street.
Mientras Johnson, de 55 años, esté incapacitado, el ejecutivo estará encabezado por Raab, quien inmediatamente apareció en televisión para tranquilizar al país.
“El primer ministro está en buenas manos (...) y el gobierno se concentrará en garantizar que se llevan a cabo sus instrucciones y todos los planes para asegurarnos de que podemos vencer al coronavirus”, afirmó.
La noticia conmocionó al país, después de que durante todo el día su ejecutivo hubiese dicho y repetido que "seguía al mando".
Son “noticias terriblemente tristes”, reaccionó el recientemente elegido nuevo líder de la oposición laborista, Keir Starmer, quien agregó que que “los pensamientos de todo el país están con el primer ministro y su familia en estos tiempos increíblemente difíciles”.
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, le deseó “una recuperación rápida y total”. Y el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, le mandó “mucha fuerza”.
En opinión del doctor James Gill, profesor de la Warwick Medical School, para muchos británicos “la epidemia de coronavirus se acaba de volver real”. “Para una parte no menospreciable de la población británica la covid-19 era (...) un virus que afectaba a otra gente, pero Boris Johnson no es otra gente”.
Johnson anunció el 27 de marzo que había dado positivo al covid-19 y permanecería siete días en aislamiento en su apartamento de Downing Street, a cuya puerta le dejaban comidas y papeles.
Continuó encabezando reuniones por videoconferencia y muchos achacaban el lunes a esta falta de reposo el hecho de que una semana y media después siguiera teniendo fiebre y su médico decidiera ingresarlo para someterlo a unas pruebas como "precaución".
Pasó una primera “noche tranquila”, pero estaba “bajo observación”, había explicado Downing Street.
Ahora “no está claro si está respirando por sí mismo, con ayuda de un respirador o si ha sido fuertemente sedado y paralizado y la máquina está haciendo toda la respiración por él”, señaló Derek Hill, profesor de imaginería médica de University College London.
Embate en Reino Unido
Mientras en Italia y España la pandemia empezó a dar signos de una ligera remisión, el Reino Unido se está convirtiendo en el nuevo punto candente en Europa.
El lunes el país superó los 5.000 fallecidos, con 439 nuevas víctimas mortales en 24 horas. Y aunque el número de muertes diarias retrocedió por segundo día consecutivo -tras 621 el domingo y 708 el sábado- la mortalidad batió récord tras récord la semana pasada y los expertos advierten contra un optimismo anticipado.
En este contexto, Raab ya había empezado a llenar el lunes el vacío dejado por Johnson: presidió la reunión diaria sobre la crisis y condujo una rueda de prensa en que debió responder a numerosos preguntas sobre la capacidad del primer ministro para seguir trabajando.
“Sigue al mando, pero continuará escuchando el consejo de los médicos sobre qué hacer”, manifestó, reconociendo que no había hablado con él desde el sábado.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, deseó al primer ministro "mucha fuerza".
Johnson es el más destacado líder político mundial en haber contraído el covid-19. En el Reino Unido, también se infectaron el ministro de Sanidad, Matt Hancock, y el heredero al trono, el príncipe Carlos de 71 años, pero ambos se recuperaron.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se declaró convencido el domingo de que su "amigo" Johnson se recuperará. "Es un hombre fuerte", aseguró desde la Casa Blanca.
Ante la magnitud de la crisis sanitaria en el Reino Unido, la reina Isabel II se dirigió el domingo al país en un discurso televisado poco habitual, el cuarto en sus 68 años de reinado. Pidió “determinación” y esfuerzo colectivo para frenar la pandemia y dio las gracias al personal sanitario que lucha contra ella día y noche.
Para pedir a sus compatriotas que se quedasen en casa, Johnson colgó varios vídeos en Twitter durante su confinamiento en los que aparecía cansado.
Last night, on the advice of my doctor, I went into hospital for some routine tests as I’m still experiencing coronavirus symptoms. I’m in good spirits and keeping in touch with my team, as we work together to fight this virus and keep everyone safe.
— Boris Johnson (@BorisJohnson) April 6, 2020
Según el diario The Guardian, “estaba más gravemente enfermo de lo que él o sus funcionarios estaban dispuestos a admitir” y fue visitado por médicos preocupados por su respiración.
“Muchos con #COVID19 se han visto derribados por la fatiga y la fiebre y han aprovechado el aislamiento para dormir y recuperarse. Boris ha arriesgado su salud y trabajado cada día en nuestro nombre para liderar la batalla contra este vil virus”, tuiteó la secretaria de Estado de Salud, Nadine Dorries, primer miembro del gobierno británico que contrajo la enfermedad a principios de marzo.
Many with #COVID19 are felled by fatigue/temperature and use isolation to sleep+recover.
— Nadine Dorries (@NadineDorries) April 6, 2020
Boris has risked his health & worked every day on our behalf to lead the battle against this vile virus
Lets do our bit for him and @carriesymonds now. Send them our love #getwellsoonboris