La Valeta. Los 233 migrantes rescatados hace una semana en el mar por el Lifeline, un barco de una organización alemana, podrán desembarcar finalmente este miércoles en Malta tras recibir la autorización del Gobierno.
“Creo que el barco llegará a nuestras costas esta noche”, dijo el primer ministro maltés, Joseph Muscat, en una conferencia de prensa este miércoles.
El anuncio pone fin a la odisea de casi una semana del barco, que de madrugada había solicitado permiso para atracar en Malta.
Tras varios días navegando en aguas internacionales, el Lifeline obtuvo la autorización de “entrar en aguas maltesas para protegerse del viento”, indicó en Twitter la organización Mission Lifeline el miércoles por la mañana.
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La decisión de permitir al barco atracar en Malta fue anunciada el martes por Italia y Francia, que dijeron estar dispuestos a acoger a parte de los migrantes.
Según la prensa italiana la decisión se tomó en Roma el lunes en una reunión entre el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, con la aprobación de varios países europeos.
En total cinco países (Italia, Malta, Francia, Portugal y España) han asegurado estar dispuestos a acoger a parte de los migrantes del Lifeline pero otros, como Alemania, todavía no se han pronunciado.
Según el cofundador de Mission Lifeline, Axel Steier, la actitud de Alemania se explica por el ministro del Interior, Horst Seehofer.
“Si la situación en el barco empeora en las próximas horas, con las personas rescatadas cada vez más débiles, y si empeoran las condiciones meteorológicas, el señor Seehofer tendrá que asumir todas las consecuencias”, indicó Steier en un comunicado antes de conocer la autorización de atracar.
El presidente francés estuvo el martes en Roma, donde fue recibido por el papa Francisco e intentó mediar en una cuestión que complica sus relaciones con el gobierno italiano.
Macron incluso retomó algunas de las críticas de Italia al papel de las oenegés en el Mediterráneo, asegurando que Mission Lifeline actuó “contraviniendo todas las reglas” por negarse a entregar a los migrantes a los guardacostas de Libia. “Acabamos siendo cómplices de los traficantes (...) es de un cinismo terrible”, dijo Macron.
Sin embargo la organización rechazó estas críticas y defendió su posición.
“Hay que subrayar que la única orden que el barco se negó a obedecer fue la de entregar a esas personas a los supuestos guardacostas libios porque habría ido en contra de la Convención de Ginebra sobre los refugiados y habría sido ilegal”, dijo en un comunicado.
Según Mission Lifeline, obedecer a esa orden hubiera sido “una violación del principio de no devolución”.
Este principio, definido en un artículo de la Convención de Ginebra, supone que ningún estado firmante “podrá, por expulsión o devolución, poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social o de sus opiniones políticas”.
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El ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, que ejerce de número dos del primer ministro Giuseppe Conte y lidera el partido de extrema derecha Liga, se felicitó por su parte de lo que considera una nueva victoria.
”¡Y ya van dos! Después del Aquarius enviado a España, ahora le toca al barco de la ONG Lifeline ir a Malta con este barco fuera de la ley que finalmente será incautado”, escribió en Twitter.
El gobierno maltés dijo que si el Lifeline llegaba a la isla investigaría el caso y tomaría medidas contra el barco “que ignoró las instrucciones, conforme a la legislación internacional, de las autoridades italianas”.
Italia, a donde desde el 2013 han llegado unos 700.000 migrantes, considera que no tiene el apoyo suficiente de sus socios europeos y Conte confirmó el miércoles ante el parlamento que el jueves presentará una serie de propuestas en una cumbre europea en Bruselas.
Entre ellas figura la de reforzar las fronteras exteriores del bloque, la de reafirmar el principio de que los barcos que llegan a Italia llegan a territorio de la UE así como la creación de centros de protección en los países de tránsito.