Matías Romero, México. El “viacrucis migrante” que desató el enojo del presidente estadounidense, Donald Trump, empezaba a dispersarse este jueves en el sur de México, donde los centroamericanos se preparaban para irse por su cuenta en autobuses o incluso a pie hacia el centro de México.
De los más de 1.000 migrantes que llegaron desde el pasado fin de semana a la comunidad Matías Romero, en el estado de Oaxaca, solo quedaban unos cientos luego de que muchos emprendieran camino durante la noche y la madrugada.
Un autobús salió alrededor de las 04:00 de la mañana (hora local) hacia el central estado de Puebla, donde los migrantes recibirán asesoría por parte de abogados para determinar si son candidatos a recibir asilo en México o Estados Unidos. Otro autobús salió horas más tarde.
La caravana arrancó el 25 de marzo en Tapachula, en la frontera con Guatemala. Los migrantes centroamericanos que la integran han recibido del Instituto Nacional de Migración (INM) dos tipos de permisos de estancia.
Uno, por 20 días, fue entregado a quienes quieren salir del país; otro, de 30 días, para aquellos que buscan y sean candidatos a iniciar la solicitud de refugio en México, especialmente los que viajan con niños.
Este viacrucis, que tenía como intención inicial llegar hasta Estados Unidos, se realiza desde 2010 para visibilizar el dramático paso de los centroamericanos por México en su afán por llegar a la frontera norte.
Desde el domingo, Donald Trump fustiga vía Twitter el avance de esta caravana y exige a México detenerla. El miércoles, el mandatario estadounidense firmó una orden para desplegar a la Guardia Nacional en la frontera sur.
Los organizadores de la caravana anunciaron el miércoles que desistían de llegar a Estados Unidos y que terminarían en la capital mexicana, pero aseguraron que no recibieron presiones del INM para disolver la caravana.
Trump está contento
El presidente Trump elogió el jueves al gobierno mexicano por lo que, a su juicio, fue desmantelar la caravana de migrantes y evitar una “escena gigantesca” en la frontera de México con Estados Unidos.
En un tuit matutino, el mandatario aplaudió las “fuertes leyes de inmigración de México y su disposición a usarlas”.
El mensaje fue publicado horas después de que Trump firmó una orden ejecutiva para desplegar a soldados de la Guardia Nacional en la frontera con México para ayudar en labores de seguridad. Trump firmó la proclama asegurando que la situación de la inmigración ilegal ha alcanzado un “punto crítico”.
El presidente agregó que los “cruces fronterizos son todavía INACEPTABLES” aunque según él están en su nivel más bajo en 46 años.
“El desgobierno que persiste en nuestra frontera sur es fundamentalmente incompatible con la protección, la seguridad y la soberanía del pueblo estadounidense”, escribió Trump en un memorando en el que autorizó enviar a la Guardia Nacional el miércoles. Agregó que su gobierno no tenía “otra opción más que actuar”.
El gobierno no ha determinado cuántos elementos enviará a la frontera, dijo el jueves la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen, quien indicó que se estarán “enviando tantos elementos como sean necesarios”.
Nielsen agregó que el gobierno quiere que la Guardia Nacional ayude a custodiar la frontera y con el mantenimiento de los vehículos y aviones de la Patrulla Fronteriza para liberar de tareas a los agentes que cuidan la línea divisoria. Informó que este jueves hablará con el gobernador de California, Jerry Brown, para buscar su apoyo al despliegue.
El miércoles, Nielsen dijo que el mandatario estuvo trabajando con gobernadores de los estados fronterizos del suroeste del país para alcanzar acuerdos sobre dónde se desplegarían los elementos de la Guardia Nacional y cuántos participarían.
La proclama fue firmada el miércoles horas después de que Trump prometió tomar “medidas enérgicas hoy” en materia migratoria y un día después de que dijo que quería usar al ejército para proteger la frontera sur hasta que se construya su prometido muro fronterizo.
Promesa difícil
Trump ha estado frustrado por la falta de progreso en la construcción de un muro en la frontera con México –la promesa más distintiva de su campaña–, así como por un incremento reciente en los cruces fronterizos ilegales, los cuales habían disminuido durante los primeros meses de su presidencia y con ello le habían dado a Trump un logro a destacar.
Las leyes federales prohíben el uso de soldados en servicio activo para labores policiales dentro de Estados Unidos, a menos que el Congreso lo autorice específicamente. Pero durante los últimos 12 años, los presidentes han enviado tropas de la Guardia Nacional a la frontera para incrementar la seguridad y para que apoyen en la vigilancia y de otras formas.
Nielsen dijo que el plan sería similar a un operativo de 2006 en el que el presidente George W. Bush envió tropas para que ayudaran a personal de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza con labores no policiales mientras se contrataba y entrenaba a agentes fronterizos. El presidente Barack Obama también envió a unos 1.200 efectivos en 2010 para fortalecer el combate al narcotráfico y la inmigración ilegal.