Trujillo, Perú. El cardenal estadounidense que dirige la comisión vaticana de prevención de la pederastia en la Iglesia se distanció este sábado de las declaraciones del papa Francisco en defensa de un obispo chileno, acusado de encubrir a un cura pederasta.
El pontífice aseguró el jueves que "no hay una sola prueba en contra" del obispo de Osorno, Juan Barros.
"Todo es calumnia, ¿está claro?”, declaró a la prensa en la ciudad chilena de Iquique.
Pero esta declaración y el abrazo que Francisco dio en público al obispo Barros empañó su visita a Chile.
El cardenal estadounidense Sean O'Malley, cercano asesor del pontífice, dijo este sábado que es "comprensible" que las declaraciones del papa hayan causado "un gran dolor" a las víctimas de abusos sexuales de sacerdotes en Chile.
"Las palabras que envían el mensaje de que 'si no pueden probar sus acusaciones, nadie les va a creer' abandonan a los que sufren violaciones criminales reprensibles a su dignidad humana y relegan a los supervivientes a un exilio desacredidato", estimó en un comunicado inhabitualmente crítico.
Pero, debido a que no conoce en profundidad el caso, O'Malley apuntó que no puede comentar los términos elegidos por el papa.
El cardenal de Boston agregó que Francisco reconoce los errores de la Iglesia y del clero respecto a los crímenes pederastas.
"Al acompañar al santo padre a numerosas reuniones con supervivientes, he sido testigo de su dolor al conocer la profundidad y el alcance de las heridas infligidas a los que han sido abusados sexualmente", subrayó.
Las palabras del papa sobre la "tolerancia cero" con los autores de abusos sexuales son "sinceras", agregó.
En enero de 2015, el pontífice tomó la polémica decisión de nombrar a monseñor Barros al frente de la diócesis de Osorno, pese a que sobre él pendía la sospecha de haber encubierto los abusos del sacerdote Fernando Karadima.
Karadima, antiguo formador de sacerdotes, fue reconocido culpable en 2011 por un tribunal del Vaticano de haber perpetrado abusos sexuales en los años 1980 y 1990 y condenado a retirarse a una vida de penitencia.
Ajeno a la polémica, Barros, 61 años, participó en todas las misas celebradas por el papa en Chile.
Su presencia indignó a los chilenos por los abusos perpetrados por el clero. Solo en los últimos años, unos 80 religiosos están acusados de pederastia.
El obispo Barros siempre ha negado conocer las agresiones del que, durante 35 años, fue su padre espiritual.
"No fui testigo" de los actos de Karadima, declaró el miércoles a la prensa. "Les pido que me dejen tranquilo".
El portavoz de la archidiócesis de Boston precisó que el cardenal O’Malley viajará a Perú en una visita prevista desde hace tiempo y espera reunirse con Francisco antes de que concluya su visita al país el domingo, según el diario National Catholic Reporter.