Glasgow. Estados Unidos y China comunicaron este miércoles un acuerdo conjunto para reforzar la lucha contra el cambio climático en la próxima década, una decisión que llega en plenas negociaciones en la COP26 de Glasgow. El inesperado anuncio llegó poco después de que el propio primer ministro británico, Boris Johnson, reclamara un “empujón decisivo”, tras un borrador de principios que no suscitó entusiasmo.
El acuerdo chino-estadounidense no contiene objetivos cifrados, aunque asegura que ambos países, los principales emisores de gases de efecto invernadero (cerca del 40% mundial), están dispuestos a liderar conjuntamente, a pesar de sus profundas desavenencias en otros campos.
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Los expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtieron esta semana de nuevo que el mundo está perdiendo la batalla del cambio climático, y que es imprescindible nuevos y drásticos compromisos, empezando por el recorte de emisiones de gases de efecto invernadero.
“Ambas partes reconocen que hay un foso entre los esfuerzos actuales y los objetivo del Acuerdo de París, así que vamos a reforzar conjuntamente la acción climática”, aseguró el enviado especial chino para el clima, Xie Zhenhua, en una rueda de prensa.
Poco después tomaba el estrado el enviado especial estadounidense, John Kerry, que presentó una “hoja de ruta” destinada a definir “la forma como vamos a limitar el calentamiento y a trabajar conjuntamente”. En particular, ambos países afirman que están dispuestos a recortar drásticamente las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero hasta 80 veces más potente que el CO2.
Sin embargo, la semana pasada la COP26 presenció el anuncio de una alianza de más de 100 países para atajar en un 30% esas emisiones, de aquí al 2030. Estados Unidos firmó ese compromiso, China no. Y el enviado especial chino no mencionó en su rueda de prensa en solitario este miércoles que su gobierno hubiera reconsiderado su posición.
‘Paso importante’
El comunicado conjunto “es un paso importante en la buena dirección”, tuiteó Guterres, también presente en Glasgow. “Hemos adelantado bastante la pelota, pero estamos bloqueados ante la línea de llegada”, había declarado Johnson en la sede de las negociaciones de la conferencia sobre cambio climático de la ONU.
“Si queremos cruzarla, vamos a necesitar un empujón decisivo”, advirtió en conferencia de prensa. Oficialmente las negociaciones de la COP26 terminan el viernes, sin embargo, las conferencias climáticas de la ONU, donde cualquier decisión debe ser tomada por consenso, acostumbran a alargarse.
A cada anuncio o alianza de países en los últimos 11 días de conferencia, han llegado poco después las críticas de organizaciones no gubernamentales, y lo que es más inquietante, los cálculos de los expertos que alertan sobre la catástrofe que se avecina.
En el borrador de la conferencia divulgado este miércoles, los países reconocen que hay que revisar los objetivos de reducción de emisiones a finales del 2022, tres años antes de lo previsto. Ese documento evolucionará a medida que los delegados intensifican sus negociaciones.
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Limitar a +1,5 ºC el calentamiento a finales de este siglo respecto a la era preindustrial “requiere una acción significativa y efectiva por parte de todas las partes en esta década crítica”, explicó el texto. Según un mecanismo establecido en el 2015, los países deben revisar sus objetivos cada cinco años, la próxima vez en el 2025.
Las emisiones de gases de efecto invernadero desde la Revolución Industrial ya provocaron un aumento en la temperatura de +1,1 ºC y sus caóticas consecuencias, incluidas sequías e inundaciones, no harán más que agravarse provocando el surgimiento de millones de refugiados climáticos, advirtieron los expertos. Los compromisos para el 2030 con que los países llegaron a Glasgow dejaban a la Tierra en la vía de un “catastrófico” calentamiento de +2,7 ºC. O, en el mejor de los casos, de +2,2 ºC, según los cálculos.
Luego hubo anuncios, como el del metano, o otro para acabar con la deforestación de aquí al 2030. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) dictó luego sentencia: el planeta sigue encaminado a +2,7°C, o como mucho +2,1°C.
En una mención explícita sin precedentes en anteriores conferencias climáticas, el texto pide también a los países que “aceleren la eliminación del carbón y de las subvenciones a los combustibles fósiles”, hidrocarburos incluidos.
“No menciona el abandono del petróleo y el gas, pero sigue siendo un paso adelante aunque hay muy pocas posibilidades de que esto no se mantenga en el texto final”, consideró Lola Vallejo, directora del programa climático del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) de París.
No obstante, para Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace International, este borrador solo “es un acuerdo para que todos crucemos los dedos y esperemos lo mejor”. “Es una petición educada de que los países quizás, posiblemente, hagan más el año que viene”, afirmó.
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