El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua, fundado y ubicado en Costa Rica, repudió este lunes a través de un comunicado la persecución de la dictadura Ortega-Murillo en contra de los representantes de la Iglesia católica en ese país.
“El congelamiento de las cuentas bancarias y acusación de lavado de dinero de diócesis pertenecientes a la Iglesia católica de Nicaragua es una guerra que el régimen inició desde 2018 cuando agredió a obispos y sacerdotes que acompañaron en manifestaciones al pueblo, que desde entonces busca justicia y libertad, pero que fueron reprimidas por policías y paramilitares.
Además, el grupo denuncia que durante los últimos cinco años la represión ha evolucionado al punto de que las personas religiosas y la feligresía han sufrido hostigamientos, agresiones, desplazamientos forzados, ataques, daños a templos, confiscaciones y las privaciones arbitrarias de la libertad de los sacerdotes Pastor Rodríguez, Leonardo Guevara y Jaime Montesinos.
También citan las condenas del obispo Rolando Álvarez y los presbíteros Leonardo Urbina y Manuel García.
“El régimen ha convertido a Nicaragua en un estado totalitario en donde a toda costa quiere de forma absoluta controlar los espacios democráticos y cualquier expresión cívica, incluyendo la religión, para asegurarse como la dictadura que es.
“Condenamos la jornada represiva y persecución contra la población y la Iglesia católica, en un estado de excepción ejecutado por la Policía y otras instituciones del estado que violentan los derechos humanos, entre ellos la libertad religiosa.
“Desde el Colectivo exigimos el cese de la represión, la libertad de los religiosos y de todas las personas presas políticas en Nicaragua”, expresó el colectivo a través de un comunicado.
En un acto conmemorativo de Augusto C. Sandino el jueves 18 de mayo, Daniel Ortega arremetió una vez más contra la Iglesia católica, acusando a sus representantes de ser “golpistas”.
Durante su discurso, mencionó que fueron los obispos quienes le entregaron un documento firmado por todos ellos, en el que le pedían desmantelar el Estado.
“Ellos pensaban que ya nos habían vencido y solo esperaban que dejáramos el gobierno. Apelamos a los famosos mediadores que eran golpistas; todos los curas que estaban allí como mediadores eran golpistas”, declaró Ortega.