Frente a la crisis sanitaria mundial, varios proyectos en el mundo compiten por hallar una vacuna contra el covid-19, en una carrera de una rapidez inédita, con intereses financieros gigantescos.
¿Cuántos proyectos?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dio cuenta el 3 de noviembre de 47 proyectos de vacuna en el mundo que son objeto de ensayos clínicos en humanos.
Diez están en fase tres, la más avanzada, que implica a decenas de miles de voluntarios para probar su eficacia.
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Entre sus fabricantes destaca la alianza entre la farmacéutica estadounidense Pfizer y la empresa biotecnológica alemana BioNTech, que este lunes anunciaron que su vacuna tiene una eficacia de 90%, según los primeros resultados de esa etapa.
También figuran los proyectos de la farmacéutica estadounidense Moderna, varios laboratorios estatales chinos, la Universidad de Oxford junto a AstraZeneca y las autoridades rusas y su instituto de investigación Gamaleïa.
La OMS contabiliza por otro lado 155 proyectos de vacunas en fase preclínica.
¿Cuáles son las técnicas?
Por un lado, se trabaja con productos clásicos, que emplean un virus “muerto”: son las vacunas “inactivas”, como las de las farmacéuticas chinas Sinovac y Sinopharm.
También están las "subunitarias", a base de proteínas, que activan una respuesta inmunitaria.
Otras, llamadas de vector viral, son más innovadoras: se transforma y adapta otro virus para combatir el covid-19, como en los casos de la Universidad de Oxford y de Rusia, que emplean adenovirus, una familia muy común.
Moderna y BioNTech/Pfizer desarrollan por su parte vacunas de "ADN" o "ARN", unos productos innovadores que utilizan fragmentos de material genético modificado para ordenar a las células los tipos de proteínas que deben producir para combatir el SARS-CoV-2.
"Cuantos más proyectos y técnicas diferentes haya, más posibilidades tendremos de dar con una vacuna que funcione y se tolere bien", explica a la AFP Daniel Floret, vicepresidente de la Comisión Técnica de Vacunaciones de la Alta Autoridad de Salud francesa.
¿Cuáles son los resultados?
Pfizer y BioNTech fueron los primeros en anunciar este lunes que su vacuna tiene un 90% de eficacia, si bien todavía no publicaron los detalles del ensayo, todavía en curso.
Hasta ahora, solo se habían publicado resultados preliminares de las fases 1 y 2, como para los proyectos de la vacuna rusa llamada Sputnik 5, de la Universidad de Oxford, de Moderna y de la china CanSino.
En general, estos resultados son alentadores, puesto que las vacunas provocan una respuesta inmunitaria adecuada.
Pero para estar seguros, se debe concluir la fase tres y contar con resultados exhaustivos sobre su "tolerancia y eficacia", afirma a la AFP el inmunólogo Alain Fischer.
¿Cada vez más rápido?
“Los plazos de desarrollo y de aprobación son más rápidos con estas vacunas debido a la emergencia sanitaria”, explica en su sitio internet la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
La recaudación de fondos también pudo hacerse rápidamente.
Las prisas responden también a la batalla diplomática que opone a China, Estados Unidos y Rusia.
El presidente Vladimir Putin anunció en agosto que su país había desarrollado la primera vacuna contra el covid-19, incluso antes de la publicación de los resultados preliminares y el ingreso en fase 3.
Trump confiaba por su parte en contar con un antígeno antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
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¿Rapidez versus seguridad?
“Las exigencias relativas a la seguridad son las mismas que para el resto de vacunas y no se rebajarán debido a la pandemia”, según la EMA.
Precipitarse durante los ensayos clínicos puede "suscitar problemas", abunda Daniel Floret.
"No hay que confundir rapidez con precipitación: hay que tomarse el tiempo necesario para realizar un análisis completo, riguroso y transparente", insiste Fischer.
Dos ensayos en fase 3 fueron suspendidos de forma temporal recientemente.
El proyecto de Oxford fue interrumpido debido a la enfermedad inexplicada de un paciente, antes de reanudarse en algunos países como en el Reino Unido y Estados Unidos.
El grupo farmacéutico Johnson & Johnson también suspendió varios días su ensayo por el mismo motivo.
En ambos casos, se trata de una medida de seguridad para verificar si estos males están o no relacionados con la vacuna experimentada.
"Esto demuestra que el proceso de vigilancia funciona, es motivo de confianza", según el doctor Stephen Evans, de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, citado por el organismo británico Science Media Centre.
Para conciliar rapidez y seguridad, la EMA aprobó un procedimiento acelerado que le permite examinar los datos de las vacunas a medida que van surgiendo.
Los proyectos de Oxford/AstraZeneca y de BioNTech/Pfizer son objeto de este "examen continuo" y Moderna espera ser el próximo.
En Estados Unidos, BioNTech/Pfizer y Moderna prevén someter su demanda de homologación durante este mes.
¿Para cuándo?
“Ignoramos si se aprobarán vacunas y cuánto se tardará: es difícil prever un calendario”, admite la EMA.
Pero algunas farmacéuticas, conscientes del valor financiero de sus anuncios, aseguran que es posible antes de fin de año.
La OMS anticipa por su parte la fecha de mediados del 2021.
Tampoco es descartable que no se logre desarrollar una vacuna contra el SARS-CoV-2.
¿Un antídoto contra la desconfianza?
Si se consigue producir un antígeno, la cuestión siguiente será cuánta gente aceptará vacunarse.
Según un estudio de la revista británica Royal Society Open Science, hasta un tercio de la población de algunos países, incluyendo México y España, es susceptible de creer en las informaciones falsas que circulan en las redes sociales acerca del covid-19, lo que aumenta la desconfianza hacia la vacunación.
"Los gobiernos y las empresas tecnológicas deberían buscar la manera de mejorar la educación de la población sobre medios digitales. Si no, desarrollar una vacuna podría ser insuficiente", señaló en ese estudio Sander van der Linden, investigador de la Universidad de Cambridge.
Por su parte, el Foro Económico Mundial publicó el jueves un informe llevado a cabo en 15 países, según el cual 73% de los interrogados está de acuerdo con la afirmación “Si hay una vacuna, me vacunaré”. Eran 77% en agosto.