Viviendas, artesanías, bicicletas, lámparas, sombrillas, instrumentos musicales, computadoras… La cantidad de creaciones que se diseñan actualmente con bambú en diferentes partes del mundo –incluida Costa Rica- es innumerable.
De acuerdo con la arquitecta Viviana Paniagua, profesora de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica (UCR) y quien ha realizado investigaciones sobre el tema, el bambú es un material ecológico, renovable, liviano y es de las especies que más fija dióxido de carbono en el ambiente.
“La construcción en bambú es de tradición milenaria, principalmente en Asia. En América, Colombia es un referente en la arquitectura vernacular, donde han hecho puentes, escuelas, casas, hoteles, ¡de todo!… Es un material muy versátil, con el que se pueden hacer infinidad de aplicaciones en la arquitectura y la construcción, por lo cual es conocido como el acero natural”, mencionó la arquitecta.
Marilyn Rojas, coordinadora en la Universidad Nacional del proyecto Desarrollo Productivo del Bambú en Costa Rica, dijo que otra de las ventajas de esta planta como materia prima es que tiene un crecimiento más acelerado que las principales especies forestales.
“Entonces, vamos a tener un montón más de materia prima disponible en un menor tiempo que, por ejemplo, una especie como la melina. El bambú a los cuatro, cinco años ya está produciendo cañas maduras que se pueden utilizar en la construcción, mientras que en una plantación forestal hay mínimo turnos de 10 años…”, indicó la ingeniera forestal.
Rojas agregó que, al ser el bambú de fibras largas, estas se pueden utilizar para edificar gran variedad de estructuras. Por otro lado, especies como la guadua angustifolia–de la que se está propiciando aún más su siembra en el país- es un material de alta resistencia.
Seguidamente, conoceremos algunos productos y edificaciones que se han realizado con este material.
Vehículos con ingenio
En España, la empresa Bambú Campos Bikes fabrica bicicletas cuyos cuadros o marcos son de bambú y las comercializa por toda Europa.
Toni Campos, quien trabaja en el negocio, contó a La Nación que la idea nació de su padre Antonio, a quien le pareció “genial” efectuar un trabajo que reúne “la artesanía, su pasión por las bicicletas –don Antonio es ciclista- y el trabajo con materiales compuestos de alta resistencia”.
“La reacción que provoca en la gente brinda una sensación indescriptible”, agregó Campos, quien contó que efectuar cada bicicleta a mano les toma 35 horas y que es una labor que requiere mucha paciencia y trabajo al detalle.
Según Toni, antes de que el bambú sea tratado por ellos, debe pasar por varios filtros de selección de acuerdo con la calidad de su especie.
“Una vez que está en nuestras manos nos dedicamos a seleccionar detalladamente cada centímetro del bambú, grosor, conicidad, medidas y peso. Una vez creada la estructura realizamos el tratamiento de barnizado con lacas especiales para asegurar la durabilidad”, explicó.
Las bicicletas están hechas principalmente de bambú tailandés de construcción y otros materiales que se emplean son cilindros mecanizados de aluminio con medidas estándares, carbono de alto módulo y resina epoxi para las uniones.
Consultado sobre la vida útil de una bicicleta de bambú, indicó que se asemeja a una de alta calidad, tanto de aluminio o de carbono.
“Aunque siempre es relativo al cuidado que se le dé a la pieza. No es lo mismo mantener una bicicleta a la intemperie que mantenerla en espacios libres de humedad, calor”, expresó.
La empresa fabrica tres modelos de bicicletas de diferentes tamaños, las cuales son personalizadas: fixed, que es la más veloz; urbana, la cual es ideal para manejar en la ciudad; y single speed, que puede traer freno delantero y trasero o freno delantero y un pedal de freno trasero, detalla el sitio web de la empresa.
Sombrillas protectoras
Hace varios años, la diseñadora estadounidense Pamela Zonsius quería encontrar una sombrilla realmente atractiva, pues estaba cansada de los paraguas negros de nailon que abundaban en las calles de Nueva York y del mundo.
Entonces, decidió crear ella misma una sombrilla con un diseño más sofisticado. En junio del 2005 surgió la idea de que esta fuera ecológica, diferenciada y, después de darle vueltas al asunto y pensar qué materiales podía usar, la sombrilla The Brelli empezó a desarrollarse al año siguiente. Uno de sus materiales es el bambú.
“Yo quería que el toldo fuera transparente, por lo que tenía que ser de plástico (para ver a través de ella), pero tenía que ser biodegradable, así como la estructura (sin metal). Esto me llevó al bambú. Una sombrilla enmarcada en bambú con un toldo plástico biodegradable, evolucionó a una sombrilla biodegradable”, contó Zonsius a La Nación.
El componente del todo se llama The Brellix y fue creado por ella. Es un material de PVC hecho sin metales pesados y está diseñado para proteger al usuario de los rayos ultravioleta.
El mango de la sombrilla es de madera de árbol de sambucus y existen cinco diferentes diseños: transparente, rosado, gris, con grabados y otro más ostentoso.
La empresa se localiza en Nueva York y el material del toldo se hace en Washington, luego se exporta hacia Tailandia, donde se confeccionan a mano las sombrillas.
En el territorio nacional
En Costa Rica, una de las empresa que se dedica a sembrar, comercializar y construir con este material desde hace 35 años es Bambutico.
La compañía, situada en Pedregosito de Pérez Zeledón, desarrolla muebles, así como viviendas con estructuras parciales o completas de bambú.
Diana Retana, administradora de Bambutico, indicó que están impulsando la creación de una cooperativa en la región brunca del país que pretende sembrar 5.000 hectáreas de bambú para llevar acabo procesos de industrialización de la madera de bambú, para productos como pisos, paneles, vigas, cerchas, muebles, entre otros.
Entre otros proyectos, la empresa participó en la edificación de una vivienda de alquiler (tipo hotel) para vacacionar denominada Casa Ramón, ubicada en Dominical, Puntarenas.
Una importante área de la estructura de la casa está hecha con este material, incluidas paredes, techos, columnas y parte del mobiliario.
Esta cuenta con spa, piscina, seis habitaciones, ocho baños, dos miradores, cocinas, entre otros espacios, señala la página web de la casa.
Por su parte, Bamboo Life Style, microempresa fundada por Carol Esquivel y por su novio Randall García, se dedica a confeccionar lámparas de bambú de aproximadamente 55 centímetros.
Carol contó que, durante un curso universitario en el 2011 de la carrera de Publicidad, le asignaron como trabajo crear una empresa que tuviera un carácter ambiental.
A ella siempre le ha llamado la atención la cultura china y el uso que le dan al bambú, por lo que se le ocurrió crear las lámparas. Su trabajo universitario trascendió y hoy las vende por encargo a sus amistades y conocidos.
Las lámparas cuentan con diseños de la naturaleza: animales como lapas, ardillas, iguanas y perros, entre otros y el cliente tiene la opción de personalizar su luminaria.
Para la confección de la lámpara se usa bambú, una caladora que le da forma a la figura. Luego se cubre de tela de diferentes colores, se le coloca goma o fibra de vidrio, se le pone un bombillo LED y el interruptor para prenderla, explicó la propietaria.
Bewooch Store utiliza bambú para hacer relojes y hace alrededor de un mes introdujeron lentes de sol.
Esta iniciativa surgió el año pasado y es encabezada por los ingenieros industriales Carlos Sequeira y Christian Solís, quienes se dedican a ella en su tiempo libre, pues tienen otros trabajos.
Sequeira contó que ellos se encargan de diseñar los relojes y lentes -su forma, colores, tamaño- y envían los diseños a Colombia, donde un productor confecciona los productos.
Cada carátula de reloj es de bambú y sus fajas pueden ser de cuero o de silicona de distintos colores.
Los tamaños de los relojes -que son unisex- son dos: de 4,5 centímetros de diámetro y de 3,5 centímetros de diámetro.
Cada cuatro meses ofrecen nuevas colecciones con 30 diseños diferentes de relojes, contó Sequeira.
En el caso de los anteojos de sol ofrecen cuatro diseños, tanto de bambú claro como oscuro.
Otras empresas nacionales también aprovechan el bambú y crean instrumentos musicales, artesanías y hasta productos comestibles.