Cancún. México se prepara para el embate del huracán Delta, de categoría 4, que podría ser “extremadamente peligroso” cuando golpee este miércoles la península de Yucatán, lo que obligó a desplegar 5.000 militares y a evacuar a los turistas.
“No alcanzamos a hacer mucho. Veníamos para relajarnos un poco con todo este tema del coronavirus y estar en lugares abiertos”, comentó este martes el vacacionista Jonathan Rogers en el hotel Aquamarina Beach.
Junto con familiares, Rogers, de 30 años, viajó desde Ciudad de México a Cancún tras meses de confinamiento por la pandemia de covid-19.
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El ciclón sopla en el Caribe con vientos máximos sostenidos de 230 km/h y ráfagas más fuertes, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC), con sede en Miami, en su más reciente reporte.
“Se pronostica que será un huracán extremadamente peligroso de categoría 4 cuando alcance la península de Yucatán el miércoles”, había indicado previamente el NHC.
Delta, de categoría 4 en una escala de 5, se encontraba este martes a unos 345 km al sureste de Cozumel, México, hacia donde se desplaza a una velocidad de 28 km/h. Se espera que toque tierra en la madrugada.
“Se ha dado la instrucción de que se movilicen hasta 5.000 elementos [militares] con todos los equipos necesarios para proteger a la población, y ojalá el huracán Delta pierda fuerza”, dijo este martes el presidente Andrés Manuel López Obrador en su habitual conferencia.
Aunque no está previsto que impacte el territorio de Cuba, las autoridades de ese país declararon la “alarma ciclónica” para Pinar del Rio, Artemisa y el Municipio Especial Isla de la Juventud.
“Se prohíbe movimiento de personas, medios de transporte y actividades que pongan en riesgo la vida de las personas”, reportó la Defensa Civil de Cuba.
Cierre de actividades
En tanto, las actividades no esenciales en el estado de Quintana Roo, donde se localiza Cancún, fueron suspendidas por orden de las autoridades.
Además, los aeropuertos de Cancún -uno de los principales destinos turísticos de México- y de Cozumel quedaron cerrados, según había anticipado el gobernador Carlos Joaquín González.
Los turistas, muchos de ellos extranjeros, eran trasladados a refugios adecuados por las empresas hoteleras, mientras que para los pobladores locales se habilitaron albergues públicos, declaró el funcionario.
Los refugios estaban siendo desinfectados para evitar la propagación del nuevo coronavirus.
María Alexandra González, turista costarricense de 34 años, subía a uno de los autobuses con una maleta de 25 kilos y un sombrero que nunca usó, pues desde que llegó a Cancún las lluvias no han cesado.
El fin de semana la tormenta tropical Gamma y otro frente frío provocaron tormentas en gran parte de la región, con saldo de seis muertos y unos 600.000 afectados, principalmente por inundaciones, en el sur y sureste de México.
“No hemos tenido mucho sol, es una lástima. Tampoco hemos podido salir a conocer otros lugares”, declaró González a la AFP.
Esta situación supone un nuevo golpe para Cancún, un cayo de 25 km con capacidad para albergar 32.000 habitantes, y zonas aledañas, que ya habían visto descender dramáticamente las visitas a raíz de la pandemia.
La ocupación en la zona es de 33,5%, de acuerdo con el gremio hotelero.
El turismo representa más de 8% del producto interno bruto (PIB) de México, el cuarto país del mundo más enlutado por el coronavirus con 81.877 fallecidos, además de casi 800.000 casos confirmados.
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Pobladores se abastecen
Los balnearios del Caribe mexicano no han sido golpeados por un huracán mayor desde 2005, cuando también en octubre Wilma, de categoría 4, tocó tierra pero por su lento desplazamiento se quedó prácticamente estacionado casi 72 horas entre Cozumel y Cancún.
Los habitantes de Cancún se abastecían este martes de víveres, agua potable y tablones de madera, además de reunir documentación importante para su resguardo, constató la AFP.
Delta es la vigesimosexta tormenta con nombre de una temporada de huracanes en el Atlántico inusualmente activa en la que se han batido varios récords, entre ellos que se agotó la lista de nombres previstos para los ciclones y los meteorólogos comenzaron a identificarlos con el alfabeto griego.