San Antonio. Decenas de personas se reunieron este martes por la noche en San Antonio, Texas, para celebrar una vigilia por los 51 migrantes hallados muertos el lunes en el remolque de un camión abandonado en esa ciudad estadounidense, situada a proximidad de la frontera mexicana.
El aguacero que cayó durante horas sobre la localidad cambió los planes iniciales, por lo cual la ceremonia tuvo lugar bajo un cobertizo en un parque, no al aire libre, y la luz de los celulares sustituyó a las velas.
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Pero eso no impidió que los presentes expresaran su dolor y su rabia por la muerte de los migrantes. En círculo, varias personas tomaron la palabra para lamentar lo ocurrido, pedir cambios a las autoridades o llamar a la oración.
“Esto duele mucho”, dijo Andrea Osorio, una mexicana de 48 años. “Yo estoy aquí [en San Antonio], sin documentos, con miedo diario (...) y yo sé por qué venimos. No venimos a cometer crímenes, sólo venimos por un futuro mejor”, añadió.
La vigilia contó con la presencia de ancianos, de jóvenes y de niños pequeños que acudieron con sus padres. También asistió el alcalde de San Antonio, Ron Nirenberg, que escuchó en silencio a los demás y se marchó sin hacer declaraciones.
El uruguayo Carlos Eduardo Espina, de 23 años, se mostró muy crítico con la política migratoria de Estados Unidos, el país al que llegó con cinco años.
"Esto es terrible y parte el corazón", dijo este activista de padre uruguayo y madre mexicana. "Pero cada día se está ahogando gente en el río [Bravo], cada día está muriendo gente en el desierto. La muerte es la norma en la inmigración de Estados Unidos", agregó.
Espina cree que el país norteamericano debería tener políticas más humanitarias y aumentar el número de visados que se otorgan cada año. “Hay que seguir luchando porque si no esto va a continuar”, advirtió el militante, que acusó a los gobiernos de los países de origen de los migrantes de ignorar el bienestar de su gente.
A unos pocos pasos del círculo, la mexicana Guillermina Barrón, de 38 años, escuchó en silencio las palabras de los demás. “Desgraciadamente, me identifico mucho con lo que está pasando porque soy mexicana, aunque yo emigré aquí hace 20 años”, contó a la AFP con lágrimas en los ojos.
"Siento mucho dolor y mucha impotencia. Hay que cambiar muchas cosas porque son muchas las vidas que se perdieron", lamentó.
Elevan a 27 los mexicanos muertos
Por otro lado, las autoridades mexicanas elevaron de 22 a 27 el número de compatriotas muertos en el contenedor del camión, informó este miércoles el Gobierno de México.
El titular del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, presentó en la conferencia presidencial matutina un informe sobre este incidente. “Fallecidos mexicanos son 27, hondureños 14, guatemaltecos siete, salvadoreños dos y un cuerpo sin identificar”, detalló Garduño.
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Según reportes de autoridades mexicanas, viajaban 67 migrantes sin papeles en condiciones de hacinamiento y sin ventilación. Tres mexicanos se encuentran entre los 16 sobrevivientes, añadió el jefe del INM.
Las autoridades estadounidenses informaron de la captura de tres hombres como presuntos responsables de esta tragedia, la mayor que involucró a migrantes sin papeles en Estados Unidos.
El conductor fue identificado como Homero N, “que intentó hacerse pasar como uno de los sobrevivientes, por lo que fue detenido con otros dos presuntos responsables”, añadió Garduño.
El vehículo llevaba una matricula de una empresa estadounidense de Alamo, Texas, la cual negó que era de su propiedad. El INM, la Fiscalía General y la cancillería mexicana han establecido una “mesa de coordinación” para colaborar con autoridades estadounidenses en la investigación.
Garduño compartió el trayecto seguido por el camión, según autoridades estadounidenses, pero no dio detalle alguno sobre si fue visto en territorio mexicano.
En julio del 2017 una decena de migrantes fueron hallados sin vida en un tráiler abandonado en un estacionamiento de San Antonio, mientras que en mayo de 2003 otros 19 fallecieron en un remolque localizado en una carretera de Texas. San Antonio, ubicada a 250 kilómetros de la frontera, es una de las principales rutas para los traficantes de migrantes.