París. Alrededor del agujero negro en el centro de la Vía Láctea fue detectada una burbuja de gas que circulaba a velocidades “alucinantes”, según un estudio científico publicado el jueves.
La detección de esta burbuja, que apenas duró unas horas, podría iluminar sobre el comportamiento de los agujeros negros. Esos objetos astronómicos son literalmente invisibles, ya que su fuerza de gravedad es de tal magnitud que atrae y engulle la luz.
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Sagitario A* es el nombre de ese agujero negro supermasivo en el corazón de la Vía Láctea, a 27.000 años luz de la Tierra y fue detectado gracias al movimiento de estrellas que orbitan a su alrededor.
La colaboración de la red mundial de radiotelescopios EHT permitió en mayo la publicación de la primera imagen del anillo de materia que rodea el agujero negro, antes de que fuera absorbido.
ALMA, uno de esos radiotelescopios, situado en Chile, captó una señal “muy sorprendente” durante la observación de Sagitario A*, explicó a AFP el astrofísico Maciek Wielgus, del Instituto alemán Max Planck de Radioastronomía.
Pocos minutos antes de que ALMA recogiera esos datos, el telescopio espacial Chandra, especializado en detectar rayos x, captó “una enorme emisión” provenientes de Sagitario A*, explicó. Esa oleada de energía, que podría asimilarse a una tempestad solar, proyectó una burbuja de gas en torno al agujero negro, según el estudio, publicado en la revista Astronomy and Astrophysics.
El fenómeno fue detectado durante una hora y media, y permitió calcular que la burbuja de gas efectuaba una órbita completa del agujero negro en solamente 70 minutos, es decir, una velocidad aproximadamente equivalente al 30% de la luz, que es de 300.000 kilómetros por segundo. Una velocidad “que desafía la imaginación”, explicó Maciek Wielgus.
El fenómeno sería de origen magnético, según una teoría expuesta por el científico. El campo magnético del agujero negro es tan poderoso que impide que una parte de la materia que circula a su alrededor sea absorbida.
Pero esta acumulación de materia desemboca en una “erupción de flujos” que causa a su vez una grieta en el campo magnético, por donde se escapa esa burbuja de gas, según el astrofísico.
Las observaciones efectuadas en esos campos magnéticos ayudarán a comprender el funcionamiento de esos agujeros negros, e indicar a qué velocidad giran sobre sí mismos.
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