Puerto Ayora. Inusualmente cálidas para esta época del año, las aguas del Pacífico advierten sobre la llegada de El Niño, el fenómeno climático más intenso en décadas. Este evento supone una sentencia de hambre y muerte para las iguanas marinas negras del archipiélago ecuatoriano de Galápagos.
En la isla Santa Cruz, ejemplares de la especie única “Amblyrhynchus cristatus” se ven amenazados por el aumento de la temperatura del océano, debilitación de los vientos y fuertes lluvias asociadas al fenómeno. El director del Parque Nacional Galápagos, Danny Rueda, menciona que El Niño azotó a Galápagos en el pasado, pero la intensidad y frecuencia varían. Se pronostica que este será uno de los eventos más intensos en la historia.
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La Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) advirtió el inicio de El Niño el pasado 8 de junio, señalando que podría generar nuevos récords de temperaturas en ciertas regiones.
En el pasado, El Niño afectó a varias especies de las Galápagos, como los pingüinos, los cormoranes voladores, los lobos marinos y las iguanas marinas, siendo estas últimas las más vulnerables. El monitoreo de la población animal permitirá determinar la intensidad del fenómeno, que ocurre en promedio cada dos a siete años y suele durar entre nueve y doce meses.
Aunque El Niño es un fenómeno climático natural, su ocurrencia actual se inscribe en un contexto de cambio climático causado por las actividades humanas, según advierte la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Las especies de las Galápagos tienen la capacidad de sobrevivir a anomalías climáticas, pero si estas ocurren con demasiada frecuencia e intensidad, no tienen tiempo suficiente para recuperarse y se rompe el equilibrio entre la natalidad y la mortalidad. Los pingüinos, los cormoranes voladores y las iguanas marinas pueden ser afectados, aunque estas últimas, con una población de 450,000 individuos, tienen mayor capacidad de recuperación.
Las iguanas marinas dependen de las algas cerca de la playa como su principal fuente de alimento y no pueden nadar largas distancias en busca de comida, lo cual se vuelve escaso durante El Niño. Esto impacta en la disponibilidad de peces, que a su vez son el alimento de los lobos marinos y otras especies.
Además, las fuertes lluvias pueden inundar los nidos de las tortugas marinas y terrestres, lo que resulta en la pérdida de huevos. Ante este fenómeno natural, no existen medidas preventivas, pero se realizará un seguimiento de las poblaciones vulnerables para evaluar el impacto de El Niño en las Galápagos.
Ubicado a 1,000 km de la costa ecuatoriana, es uno de los lugares más expuestos a la crisis climática debido a las corrientes marinas que convergen en la región. La población de 33,000 personas en el archipiélago se enfrenta a los impactos severos de eventos como El Niño, producto del cambio climático.
Washington Tapia, director de la oenegé Galápagos Conservancy en Ecuador, explica que se lleva a cabo un proyecto de repoblamiento de tortugas gigantes en colaboración con la multinacional peruana de bebidas AJE. Mientras tanto, en la playa Tortuga Bay de la isla Santa Cruz, las iguanas marinas aún encuentran alimento cerca de las arenas blancas, pero la amenaza persiste.