Cuando John Vincent Damon murió, en el 2010, dejó un buen legado ante los ojos de su familia. Padre amoroso y hombre de negocios exitoso, nunca nadie se imaginó que tuviese un amplio y oscuro prontuario criminal.
Esta benévola imagen de ciudadano ejemplar se mantuvo hasta hace unos días, cuando el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos descubrió su secreto: en realidad, no se llamaba John Vincent Damon, sino William Leslie Arnold, y a sus espaldas llevaba un atroz crimen.
Según informó en un comunicado de prensa The U.S. Marshals Service, Arnold disparó y asesinó a sus padres cuando tenía 16 años porque se negaron a dejarlo llevar a una niña al autocine. Enterró los cuerpos en el patio de su casa y, durante dos semanas, trató de llevar su vida como si nada hubiese pasado.
La estrategia de esquivar preguntas y fingir normalidad se derrumbó cuando sus abuelos llegaron a la ciudad en busca de sus padres. El joven no tuvo más opción que declararse culpable por el doble asesinato y aceptar una condena de cadena perpetua en la Penitenciaría del Estado de Nebraska en el año 1959.
Aunque, según los informes policiales, William era un preso modelo, pronto esta fachada también cayó. El 14 de julio de 1967, junto con otro recluso, huyeron a Chicago, donde finalmente tomaron caminos separados.
El fugitivo estuvo un tiempo en ese estado, antes de mudarse al oeste a California y luego a Australia. Tan solo tres meses después de escapar, se casó con una mujer y a este matrimonio sobrevino otro, con el que conformó una nueva familia.
”Los investigadores se enteraron de que finalmente se dirigió a Australia, con su segunda esposa, tuvo una familia y trabajó como empresario hasta su muerte en el 2010. En ese momento había estado viviendo bajo el nombre de John Vincent Damon”, detalló el comunicado de The U.S. Marshals Service.
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Tras los pasos de John Vincent Damon
El caso de Arnold estuvo a cargo del FBI hasta la década de 1990, cuando la agencia federal decidió devolverlo al Departamento Correccional de Nebraska. Este último, terminó poniéndolo en manos de los alguaciles estadounidenses.
Con el paso de los años, y ante la falta de pistas, la investigación se estancó. No fue hasta 2020 que volvió a revivir, gracias a Matthew Westover, a quien le despertó un genuino interés por el caso. “Simplemente me enganché”, señaló el alguacil, de acuerdo con The Washington Post.
Westover vio en la genética una herramienta poderosa para resolver el caso, así que esperó durante mucho tiempo que alguno de los familiares de Arnold sintiera curiosidad por su ascendencia y se animara a enviar su ADN a una base de datos pública. Fue el hermano del prófugo quien finalmente “mordió el anzuelo”.
Para el 2020, Westover viajó a Missouri, junto con otro diputado, para recolectar la muestra de ADN del hermano de Arnold. Una vez hecho eso, la envió al servicio de genealogía genética. Unas semanas después, el 9 de agosto, dio en el clavo: halló al que creía era hijo del exconvicto.
Su misión durante varias semanas consistió en corroborar que, efectivamente, el hombre era hijo de William. Al mismo tiempo, buscaba obtener pruebas de su fallecimiento antes de revelar su verdadera identidad. Cuando tenía todo preparado, finalmente le dio la noticia a sus familiares.
Se logró conocer que, tras escapar, Arnold se mudó a Chicago, en donde se casó con una madre soltera de cuatro hijas. La relación no funcionó y el hombre se trasladó a California. Allí volvió a contraer matrimonio y tuvo dos hijos, antes de mudarse a Nueva Zelanda y luego a Australia con su nueva familia.
”También fue difícil para mí ver la emoción pura y ver a este tipo básicamente decirle que su padre es un asesino que escapó de la prisión. No puedo imaginar lo difícil que hubiera sido”, relató el alguacil, según el medio citado anteriormente.
Por su labor, tanto Westover como otros alguaciles adjuntos recibieron una felicitación por parte de Scott E. Kracl, US Marshal for the District of Nebraska.
”Este caso no solo es un gran ejemplo de cómo la tecnología moderna nos ayuda a resolver casos y encontrar personas, sino que también ilustra la tenacidad de esta agencia en su incansable búsqueda de justicia. Quiero felicitar a los alguaciles adjuntos de Estados Unidos y a nuestros socios encargados de hacer cumplir la ley que dedicaron muchas horas a lo largo de los años para poner fin a esta historia”, indicó Kracl.
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